Anónimo

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🗡️🥃



Mi día debería empezar refrescante y sin duda innovador después de enviar ese obsequio a mi encantadora mocosa, pero se ve arruinado por la mujer de cabello rojizo con zapatillas y ojos ámbar que me asquean.

Dejo el lienzo a un lado, acomodo mi camisa y arremango la manga derecha para estar acorde con la izquierda que carga la daga tatuada. Escanea mi espacio y aprecia mi cubo de cristal con repudio así cómo a mí.

Si no fuese madre de mi encantadora la tendría trabajando con el Yakuza.

—¿Vas a abrir la boca o simplemente te quedarás como estúpida? Lo cuál ya es costumbre.

Suspira y evita mirarme a los ojos. Todos lo hacen, quizá las anomalías, probablemente el poder que desprendo, o no quiere ver al verdugo de la rosa más bella de su jardín.

—Siéntate —le digo con ironía al ver que se acomoda en mi área de descanso.

Acomoda el cojín, y escanea mi regadera al fondo

—Habla que estoy ocupado —espeto y carraspea.

Observo mi siguiente obra, otra una sobre mi musa y la dueña de mis pesadillas.

—Necesito dinero —suelta, y enarco la ceja.

—¿Hace cuanto envié la cuota del mes? —acaricio mi barbilla, me siento en el sofá que es similar a un trono—. Apenas hace unos días se llevó una tarjeta que no tenía límites.

Rueda los ojos.

—Lovely en definitiva no va a gastar una esterlina con esa tarjeta a menos que sea para meterse en problemas.

Sí lo sabré. Tiene al rededor de 6 cargos por vandalismo y exhibirse en la vía pública que es básicamente mostrar sus pechos a cámaras cuando está ebria. Normalmente ignoro esos arranques pero ha estado bastante calmada, normalmente recibía una queja cada semana. No lleva ni una semana que regreso así que aún no puedo contar victoria.

Estos 6 meses en Escocía le sirvieron. Quizá fue la muerte de la abuela. De haber sabido yo mismo la habría matado y me hubiese ahorrado tanto estrés.

—¿Ella te pidió que vinieras? —un entusiasmo repentino nace y lo entierro lejos.

Esto es una enfer...

—Probablemente —dice sin más. Se levanta y extiende mi paga. Sostengo el sobre—. Deposita algo extra de dinero si quieres seguir con esto, si no quieres ir por ella aún lo respeto pero yo no puedo controlar a Lovely, nadie puede y cuando la encuentres te aseguro que no será la intacta. —respira y elevo la pelvis abriendo el sobre de fotografías—. No puedo tomarle fotografías despierta porque se oculta a toda costa —no, la mocosa últimamente se muestra más—. No sé porque te gusta verla y porque dices que no la quieres.

—Es porque su belleza es embriagadora —elevo la vista guardando las fotografías—. Pero eso no significa que no importe su sufrimiento. No lo haré hasta que ella me lo pida, hasta que venga aquí y me deje verla. Se ha negado a mostrarse —me levanto y echa la cabeza hacia atrás, evitando que su cara choque con mi pecho—. Cuida a Lovely de las mafias enemigas, no me importan los adolescentes detrás de ella, me importa la mafia que la quiere. Y si tan sólo respiran a un kilométrico de ella te juro por Dios, Miranda que jamás la volverás a ver.

Le tiembla todo el cuerpo con figura destacable para ser puta del Yakuza y respira honda. Niega para vuelve a mirarme como si necesitara aclarar las ideas. A veces me pregunto si allá afuera no hay hombres porque cada mujer que me mira parecer ver a Dios.

Sonrío y la jalo de la muñeca cuando trata de alejarse.

—Mantén a esa mocosa a salvo o de lo contrario me vas a conocer.

—¡Ella quiere vivir! —me empuja—. Ella odia esto, quiere saber lo que es la vida antes... antes de...

—¿De que haga lo que todos quieren?

No sé cuál es el afán. Ella está feliz así, debería ser feliz, por eso es que estoy aquí, por ella. Debería ser feliz y me purga saber que aunque haga de todo no puedo redimirme.

—Sólo haz lo que debas hacer —se jala con fuerza y la suelto provocando que caiga sobre el sofá a tropezones.

Me carcajeo con lo ridícula que se ve. La ignoro porque me agrada más su padre, al menos él pelea. Escucho el escáner abrirse.

—Y, Miranda —giro para verla sobre mi hombro. Se detiene con ojos rabiosos—. No me refiero al daño físico. Cuida que no le rompan el corazón.

Frunce el ceño pero termina de largarse al fin, para así yo poder concentrarme en lo importante que es mi dulce y linda encantadora.

Una vez la estúpida desaparece le grito a la inteligencia artificial para que ponga música. Me hundo en su tipo de música ya que también reviso el sitio web donde tiene una lista de canciones para cada momento de su vida. Dejo las fotografías a un lado de la mesa con pinturas y pongo manos a la obra, usando los dedos para sombrear sus labios rojos.

El calor inunda mi piel de una manera distinta. Me limpio con la misma camisa porque la euforia no me deja para más, con el pincel rocío pequeños cabellos sobre su boca, provocando que la mía se seque, se que son suaves, los he tocado y ella suplica que lo haga, la he visto, sentido e implicando por mí, pero no debería ser así, aún así su espalda arquea contra la cama y boca entre abierta hace la magia para que la química de mi cerebro choque. Todo es fuego.

Me quito la camisa cuando el calor me inunda de una manera que no es adecuada, en cinturón me pica, el cabello oscuro se me pega a la frente aunque haya aire acondicionado, y mis dedos sobre la pintura se sienten cremosos, sé que su piel puede ser más suave. Trazo líneas, y sus ojos me golpean porque es lo que más me cuesta pintar, lo que me traspasa, el corazón me late.

Late.

«No»

Late.

«Espera»

Late.

Aprieto un puño junto a la zona de dolor, justo donde tengo su nombre tatuado y respiro hondo. Hace tanto que no sentía nada parecido.

Hace tanto que no latía así. Cuando la vi por primera vez en mi vida, no sabía lo que iba a suceder pero guardé mis latidos para ella, y después ella misma se aseguró de hacerme miserablemente débil.

¿Pero ahora? Joder, ahora me siento cómo un simple mortal. Atado a cosas en mi cerebro que no entiendo por completo. Nunca he deseado a nadie así. Pero es mía. ¿No? El mundo lo dice.

No escucho música, sólo su voz, veo sus ojos, la silueta de su cuerpo bailando mientras sigo en el lienzo, la veo entrenando, jadeando, sudando, gritando. Durmiendo mientras sueña conmigo...

Jadeo tras dejar mi firma con una nota con el mismo pincel antes de que se seque.

—Encantadora —digo en Alemán.

Me dejo caer fascinado por lo que se posa ante mis ojos. La pintura es grande, tanto que debo estar en el suelo para apreciarla.

Sólo pinto a personas muertas, grabó sus almas después de matarlas, pero ella murió una vez en mis brazos, es mi deber inmortalizar a la muerte entre el mundo.

¿Debería caer bajo ese hechizo? ¿Debería reaccionar a sus insinuaciones? No.

¿Pero lo haré? Sí.

Nota:

Este capítulo es nuevo, no con mucha información pero más detrás de anónimo. Las antiguas lecturas sabrán que esto realmente lo hubiesen amado de tenerlo al inicio. Pero espero que disfruten las nuevas y antiguas leyendo a Anónimo así.

Tan lindo.

𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐥𝐚 𝐦𝐢𝐬𝐦𝐚 𝐜𝐨𝐫𝐭𝐞𝐳𝐚. Obsesión 1 / Delirio 2. (+21) ©                  BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora