𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐥𝐚 𝐦𝐢𝐬𝐦𝐚 𝐜𝐨𝐫𝐭𝐞𝐳𝐚. Obsesión 1 / Delirio 2. (+21) © BORRADOR

Epílogo.

Lovely Walker.

EPÍLOGO 1/ la otra cara de la moneda.

Decían que enamorarse o sentir algo por alguien era una de las emocionas más reconfortantes, que te hacían sentir vivo, que brillabas de ser así.

Los cuentos y novelas de amor se equivocaron, incluso mis libros de romance oscuro lo hicieron. Nunca me preparon para ver cómo al chico al que le rogué que se quedara se fuera con otra instantes después de estar conmigo. No me advirtieron sobre el engaño y tampoco que no se quedaría. Creí que diciendo lo que sentía sucedería lo de las películas, pero se fue corriendo mientras a mí la vida se me iba a través de los poros.

El dolor en mi pecho es asfixiante y por más que lloro, por más que ruego a Dios no me lo quita. Creí que sería distinto, no creí que doliera de está manera y sin embargo duele, duele como si un calibre cincuenta me atravesara el pecho.

Aprieto mi cobija sintiendo que no tengo fuerzas. Me duele la cabeza, apenas puedo abrir los ojos de lo hinchados que están. No veo, y no puedo respirar por los mocos.

Mi MacBook está reproduciendo Diarios de Vampiros, y tomo un puño de pica fresas que me trajo Ostin hace unos minutos.

No he querido hablar con nadie, necesito vivir esto, necesito sentirlo, y mañana seré nuevamente yo, sólo quiero que duela para recordar porque no volveré a caer en este juego del "hombre malo"

Damon besa a Katherina pensando que es Elena, y vive ilusionado. Engañado, ella nunca lo amó, lo utilizó y sacó provecho.

Jugó con sus sentimientos y lo convirtió en un monstruo que al menos tiene la opción de apagar su humanidad...

—¿Quieres algo de comer? —mi madre toca la puerta.

—No.

No quiero nada de ella, ni nadie.

—Llegó el correo, creo que Ostin te dejo una carta para que te sintieras mejor.

—¡Deslízala! —gruño, ya que, no me deja escuchar la serie.

No dice nada y sólo escucho el papel deslizarse...

Mi teléfono suena y lo tomo sin ver quién es.

—¿Hola? —contesto mordiendo las yemas de mis dedos.

—Sólo para decirte que no estaré porque mi franco comenzó...

—¡Lárgate entonces! —le grito a Cedric—. ¡No te necesito, y ya no quiero que seas mi agente!

—¡Maldita niña...!

Cuelgo retorciéndome... pateo la cobija, me pica todo, me pica la ropa, el cabello, la piel. Duele, me duele haber sido engañada. Porque tomó de mí lo que era más valioso, por lo que yo valía un centavo y cuando vaya a contarlo estaré muerta. «Soy una estúpida», me reitero.

Mi madre también o esclavizada, así como mi hermana. Grito una y otra vez contra la almohada sintiendo que huelo a menta. «Ya no quiero sentirme así», suplico mirando el techo por si hay un Dios quiero que me vea.

Los golpes de pecho no sirven porque él me lo advirtió, él dijo que no era bueno y que tenía algo más ocultando, pero cómo a la tonta de Love le gusta el misterio se sumergió.

Me levanto con la vejiga reventando y el taladro en mi sien.

Pateo algo pero simplemente voy a orinar. Me bajo las bragas y me las quito porque no me había cambiado, y no quiero tener nada de él. Se nota que follamos y no quiero absolutamente nada, aunque no sé si abrí las piernas a alguien más. «Soy una zorra», me recuerdo. Tomo mi anticonceptivo y respiro. Jamás pregunté ni me preocupé por estar con él sin ningún tipo de protección. Confié en él, en alguien que no conocí.