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El Walter salió con Miseria. Creo que fue hasta la casa de ella. No los vi salir. Yo me acosté un rato en mi cama. Estaba cansada pero el acelere no me dejaba dormir. La peor combinación. Ni el corazón se me calmaba. Cerré los ojos. «¿Y Ezequiel?», me pregunté. «Ezequiel se queda». No tenía con quién hablar sobre eso, así que me preguntaba y me respondía a mí misma. «¿Y Ezequiel?». «Ezequiel se queda». Abrí los ojos. Busqué un espejo en un cajón. Era el de mi mamá. Recordé todas las veces en las que la había visto mirarse en ese espejo y traté de buscar algo de ella ahí, algo de mamá que me ayudara ahora. Vi mi boca moverse: «Ezequiel se queda». Agarré la frazada y me tapé hasta la cabeza. Cerré los ojos y empecé a llorar.

COMETIERRA - Dolores ReyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora