Capítulo 1

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Sofía

-Deslumbras... como siempre.

La voz aguda de Lorna hizo que dejara de mirarme en el espejo para dedicarle a ella toda la atención. Apenas le sonreí.

-Por cierto, ¡feliz cumpleaños! -Lorna sacó de detrás de ella una pequeña caja con un lacito plateado. No me solía gustar demasiado mi cumpleaños y aún menos las sorpresas, aunque fueran de las personas que más quería.

Con un gesto de desaprobación cogí la cajita.

-Sabes que no hacía falta -pronuncié mientras deshacía el lazo.

-No es nada realmente -su pequeño entusiasmo me contagió por completo y mi sonrisa aumentó por un momento.

Nada más ver lo que había dentro me ruboricé. Ya no estaba en aquella habitación, no era mi cumpleaños. Solo podía escuchar el relajante sonido del mar. Aquel olor a sal, el viento golpeando mis mejillas sonrosadas y el sonido de nuestras carcajadas acompañando a las olas cuando se rompían.

Acerqué aquella pulsera hasta mi nariz con la esperanza de que el olor siguiera ahí, a que realmente me transportara a aquel momento.

-¿Te gusta? -preguntó con una sonrisa que le daba la vuelta.

-¡No sabes cuanto!, muchas gracias -con esa pequeña pulsera me había regalado uno de los momentos más bonitos.

Cuando era pequeña casi todos los veranos íbamos a nuestra casita en la playa. Así fue como la conocí. A las dos nos encantaba la tranquilidad que nos daban las olas. Hice un pequeño boceto de una pulsera con esa ola que simbolizaba lo que nos había unido, nada importante y mucho menos nada profesional, pero era algo nuestro con un significado muy especial.

Solo nos encontrábamos cuando íbamos allí, hasta que crecimos y todo fue cambiando demasiado. Sus padres también era gente importante, aquello nos llevó a estar ahora juntas en el mismo internado estudiando y ver que me había regalado aquello sentí una pequeña chispa de emoción en mi interior.

Me encanta diseñar y sobre todo adoraba la moda, era algo que no podía expresar con palabras solo con bocetos y ella había cogido mi boceto para hacerlo más real.

Una sonrisa apareció en mi rostro, no me podía creer que todavía conservara aquel boceto. Mi mirada volvió a Lorna, pero toda mi emoción pasó a ser pura confusión.

Su mirada estaba baja, sus manos no paraban de retorcerse. Estaba inquieta y no conseguía que me mirara a los ojos. No entendía aquel cambio de humor tan de repente. Sabía que para ella también significaba mucho esta pulsera, pero su estado no era por la emoción, estaba nerviosa, como si hubiera hecho algo malo.

-Espero que me perdones -su voz apenas se escuchó. Lo dijo en un fino hilo que apenas se pudo escuchar. Me quedé mirándola sorprendida. ¿Por qué...?

-Señorita Williams es la hora -ni siquiera esa voz me despertó de mis pensamientos. Mi atención seguía en Lorna, aquel regalo de cumpleaños no había sido más que para suavizar algo que se avecinaba y al parecer era algo bastante fuerte. Toda mi emoción se desvaneció. Solo era para comprarme.

Como siempre.

-Disculpe, pero todos están ya esperando.

-Venga vamos, luego hablamos ¿vale? -Lorna se levantó de la cama haciendo hincapié en que debía irme. No iba a servir de nada insistirle y tenía que acudir a mi fiesta de cumpleaños donde iban a estar un montón de gente poderosa e importante, aunque a mí solo me interesaba dos personas.

Mi pecado IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora