Capítulo 24

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Sofía:

No supe exactamente en qué momento me había dormido. No tenía ni idea de que hora era o donde me encontraba, solo notaba un ligero movimiento, cosa que me extrañó.

Mi mirada buscó a Álex. Estaba con la mirada concentrada en la carretera, pero enseguida supo que mis ojos se habían concentrado en él.

-¿Cómo lo has solucionado? -pregunté sorprendida.

-Esta mañana he podido llamar a Ethan, lo hemos solucionado sin que te despertases -dijo escuetamente.

-No me he enterado de nada -dije volviendo mi vista hacia la carretera.

Álex soltó una pequeña carcajada.

-Has dormido como un troco, ni te has inmutado -negué con la cabeza soltando también una sonrisa mientras me quitaba la toalla de encima.

Entonces fue cuando fui consciente. Debí dormirme en el suelo. ¿Álex me había llevado al coche?

No estuve durante mucho tiempo ahí metida. Sin darme cuenta ya habíamos entrado en nuestra urbanización y el coche se detuvo. Miré algo extrañada hacia donde estaba Álex. Al parecer estaba esperando a que bajara para largarse. ¿No iba a entrar en casa?

Resoplé bajándome del vehículo con una pequeña rabieta. Su sonrisa ladeada antes de arrancar el coche me confirmó el comportamiento tan estúpido que había tenido.

No entendí nada. Mi comportamiento no solía ser ese y mucho menos delante de él.

Su coche desapareció por la calle y con pesadez entré en casa. Cuando mis pies pisaron el salón me di cuenta del orden. No lo habíamos dejado así.

¡Sofía! -la voz alegre de Mackenzie detrás de mí hizo que diera un salto por la sorpresa-. Lo siento no quería asustarte.

¿Asustarme? Estaba en mi casa. ¿Cómo había entrado? Al parecer leyó mi mente porque sacó de su bolsillo trasero un juego de llaves enseñándolas.

-¿Pero es que aquí todo el mundo tiene llaves de mi casa? -pregunté algo indignada. Todo el mundo estaba entrando en mi casa como si fuera una atracción turística. ¿Qué coño significaba esto?

-No tranquila, solo la tenemos Ethan y yo, pero me han llamado explicando la situación y decidí ayudar un poco -dijo haciendo referencia al desastre que había en el salón.

Suspiré.

Sin pedirlo había venido a limpiar algo que no era suyo solo por ayudar. Me sentí un poco estúpida, pero su presencia me había sorprendido.

-Lo siento, no tenías porque y lo único que hago es comportarme como una estúpida -dije soltando las llaves en la mesa pequeña del centro.

Mi pecado IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora