Sofía:
Poco a poco mis ojos fueron abriéndose, pero tardaron en acomodarse a la luz que provenía de la ventana. Estaba confusa.
Miré a mi alrededor.
¿Por qué estaba durmiendo en el sofá?, me fui incorporando con el ceño fruncido y me di cuenta de que algo me molestaba en el brazo. Mi vista fue allí encontrándose con un pequeño apósito. ¿Pero qué...? Mis pensamientos quedaron a medias.
Todo golpeó mi mente de nuevo. Todas las personas que hace unos momentos estaban ensuciándolo todo. La droga, aquel tal... ¿Ander? Con una... espera.
Intenté quitarme el apósito, pero el contacto de unas manos me lo impidieron. Me cogió la mano con firmeza. Mi mirada dejó prestarle atención al brazo y fue hasta la persona que tenía pocos centímetros de mí.
¡¡Mierda!!, casi me olvido de él. Pensaba que también se había ido. ¿Por qué seguía aquí?, no lo entiendo. Si no se iba en los próximos minutos iba a llamar a la policía, y esta vez no iba a impedírmelo nadie.
-¿Se puede saber qué haces todavía aquí? -pregunté con indignación dándole un empujón para que se alejara de mí. Apenas lo moví del sitio.
-Cálmate porque me voy a quedar bastante tiempo -dijo dándose la vuelta y recogiendo algo en la mesa. Entrecerré los ojos intentando ver que era lo que tenía en las manos-. Por desgracia nuestros padres se van a casar. Una profunda carcajada se apoderó de mí.
No entendía por qué me tendía una revista. No me interesaba. Solo podía que seguir sonriendo por lo que acaba de oír. En su rostro no aparecía ningún rastro de querer para la broma, al contrario, su gesto de seriedad iba cada vez a más.
Era imposible. Tenía que serlo. Mi padre no me había dicho nada. Me lo hubiera dicho. Sí, estaba totalmente segura de aquello. Esto no tenía sentido.
Cogí la revista de mala gana y nada más ver la noticia que ocupaba la portada mis ojos se abrieron al igual que mis labios se separaron. La sorpresa me invadió. Mi gesto de diversión cambió radicalmente.
No era una maldita broma. No podía creer lo que había delante de mí. La portada consistía en una foto "familiar" en casa de mi padre. Le habían hecho una entrevista y al parecer había anunciado que se iba a volver a casar. Pues sí que había sido la última en enterarme.
Era increíble. Todo iba de mal a peor.
Necesitaba llamarle y que me aclarara todo esto.
No podía apartar la vista de aquella imagen. Todos sonreían menos él. No me extrañaba, con el humor de perros que tenía dudaba mucho verlo sonreír en alguna foto. Si es que encima no llevaba la ropa adecuada para la ocasión. Que poco gusto para vestir por dios.
Fue imposible disimular una mueca.
-Esa ropa no es la adecuada para ese tipo de entrevista -pronuncié por lo bajo.
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Mi pecado I
RomanceSofía procede de una familia muy adinerada, llena de apariencias y poder, pero recibe una llamada que intensifica sus peores pesadillas. No solo tenía que digerir la noticia de que su madre había muerto hace tiempo sino que su padre ahora iba a casa...