Capítulo 35

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Sofía:

Un montón de sentimientos y emociones se arremolinaban en mi interior provocándome náuseas. Cerré los ojos unos segundos intentando controlar el dolor de abdomen que se estaba formando por culpa de pensar en lo que iba a ocurrir en tal solo unos momentos.

El negro provocaba un revuelo en el estómago que me impedía dar un paso.

Recorrí todo el apartamento con pesadez. No quería abandonar la seguridad que sentía aquí para volver a la casa donde me crie y mucho menos para lo que iba esa noche.

Al salir al salón me encontré con la figura de Álex entretenido mirando el móvil. Llevaba un traje negro. Nunca lo había visto en traje y corbata a excepción de aquella entrevista para la revista.

Se ajustaba a la perfección a su cuerpo haciendo que sus músculos se notaran de una manera que a mi mente le recordaba aquella noche en la playa. No me di cuenta de que me estaba mordiendo el labio, fue algo automático al tenerle delante.

Cuando me quise dar cuenta lo tenía delante de mí y con sus manos pasando por encima de mi labio.

-Me matas cuando haces eso, pequeña mentirosa -el susurro que utilizo para decirme aquello me erizo por completo. Nuestras frentes se apoyaron una con la otra dejando pasar los minutos sin ninguna intención de separarnos.

Ese mote ya se había quedado, pero tenía que admitir que me gustaba como sonaba en su boca.

Nuestros labios anhelaban unirse y volver a sentir aquel sabor que nos volvía locos, pero justo en aquel momento el timbre sonó haciendo que soltáramos un suspiro de desagrado. Nos separamos a regañadientes y controlando la respiración abrí la puerta.

Me quedé algo parada con la persona que tenía delante de mí. Se me había olvidado que mi padre seguramente le había dicho que viniera al funeral, pero, ¿Por qué había venido a mi casa?

-Julio, no te esperaba aquí -pronuncié con algo de nervios. No quería que Álex se diera cuenta de que estaba aquí, pero tan solo fue cuestión de tiempo.

-Lo sé, pero tu padre me había dicho que todavía no habías llegado y decidí pasar por aquí para recogerte.

-En realidad iba a ir en mi coche -la voz profunda de Álex apareció detrás de mí.

¡Mierda!

-Oh, bueno a mí no me importa que venga conmigo -pronunció Julio con una sonrisa forzada.

-A mí sí -la dureza del tono de Álex nos calló a todos.

Me giré hacia Álex y retorciendo mis manos le dije:

-Álex creo que será mejor que vaya con Julio -eso era lo que mis labios había pronunciado, pero por dentro mi voz callada de rebeldía gritaba que quería irme con él.

Era mejor así.

Vi el cabreo que sentía en la profundidad de su mirada. Con solo aquella mirada ardía todo mi interior.

-Ya... -solo con aquella escueta palabra pronunciada con mucha rabia pasó por delante de mí chocando adrede su hombro con el de Julio. Él solo soltó una sonrisa superficial algo incómoda.

-Me parece que sigo sin caerle muy bien.

Después de aquel momento tan tenso entre los tres me subí al coche de Julio sin poder evitar observar a mi alrededor, pero Álex ya se había ido.

No había ningún rastro de él o de su coche.

Mi humor no había mejorado y las preguntas de Julio no servían de nada para distraerme.

Mi pecado IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora