Sofía
Era una cámara oculta. Tenía que serlo. No me podía estar pasando aquello. Las palabras no salían de mi boca. Apenas podía pensar. Mi cabeza estaba dando vueltas sin parar. Cogí un poco de aire y lo solté con lentitud mientras lograba sentarme en uno de los sillones que había cerca.
Todavía no había aceptado que mamá estuviera muerta, necesitaba más explicaciones, era muy surrealista todo, pero ¿soltar que se iba a casar?, ¿otra vez? ¿Cuánto había pasado desde que mamá había muerto? No podía ser mucho ¿y ya se va a casar con otra?
No podía comprender nada. Era imposible, ¿Cómo me llamaba por teléfono para contar semejante noticia?
-¿Me estás diciendo que te has enamorado de otra mujer en el poco tiempo que mamá está muerta? -mi tono había pasado de ser apenas un susurro a ser más firme. Mi rabia estaba aumentando, era incapaz de comprender como había pasado todo aquello en tan poco tiempo y sobre todo que estuviera contándolo por teléfono tan tranquilo.
-Sofía no te pases -¿Qué?, ¿en serio?, ¿era yo la que me estaba pasando?-. Estoy muy ilusionado con Amanda y ya vivimos juntos...
-En nuestra casa supongo, seguro que eso era lo que quería, nuestro apellido y todo lo que eso conlleva -solté una pequeña risa con muy poco humor. Me froté un poco la frente. Conocía a las de su clase. Estaba completamente segura, no iba a equivocarme. Todas se acercaban por lo mismo y ella solo había tenido un poco más de suerte que las demás.
-Sofía...
-Solo ha tenido suerte con poder cazarte -seguí diciendo. No le estaba haciendo caso a lo que estaba diciendo, la verdad es que ya no me interesaba. Solo podía pensar en una cosa, la única que me importaba; mamá estaba muerta, y no era por el cáncer, era por mi culpa.
Sino... suspiré. Tal vez si no le hubiera contado todo aquello no estaría arrastrando un secreto con tanto peso. Eso la había machacado, yo la había machacado y ahora la había llevado al límite.
-¡¡Sofía ya basta!! -mi voz se apagó. Me callé al instante. Su tono en ningún momento había sido suave, pero la firmeza y dureza de aquel momento me dejaron sin poder decir nada. Oí a través del teléfono como soltaba un largo suspiro.
No me creía que esto le estuviera resultando difícil. Era difícil para mí. Había soltado dos bombas que seguía sin poder procesarlas.
-Cariño quiero que vuelvas a casa con nosotros y recuperar nuestra relación. Quiero tenerte más cerca -su tono cambió de repente a ser mucho más suave y cariñoso.
No sabía qué responder. No me esperaba nada de eso y todo se había descontrolado. Mi vida se había descontrolado en tan solo una llamada. No podía volver a California, ya no era mi casa, no sin mi madre. No después de que mi padre me haya escondido una cosa así. Me había privado del derecho de despedirme de ella, pero lo que más me cabreaba era la poca importancia que le estaba dando. Solo lo había mencionado una vez y ya está. Le importaba mucho más decirme que ya había rehecho su vida.
-No voy a volver -espeté con firmeza.
-Sofía sería una pena que estuvieras allí sin tus tarjetas de crédito y sin dinero -¿Qué? No podía estar hablando en serio. No podía hacerme aquello. Lo último que quería era estar con él después de todo lo que estaba escuchando. No había otra y aunque lo odiaba tenía que volver a California-. ¿Y bien?
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Mi pecado I
RomanceSofía procede de una familia muy adinerada, llena de apariencias y poder, pero recibe una llamada que intensifica sus peores pesadillas. No solo tenía que digerir la noticia de que su madre había muerto hace tiempo sino que su padre ahora iba a casa...