Álex:
Mi asombro aún no se había ido.
Lo que había pasado en aquel sótano seguía sin comprenderlo. Froté mi pelo intentando que mi cerebro no explotara de rabia. ¿cómo era posible que Sofía estuviera allí?
Lo que estaba claro es que no había ido sola. Era imposible que conociera ese lugar.
"Eres tú el que me pone en peligro"
Aquellas palabras se habían quedado en mi cabeza. Negué con la cabeza. ¿Qué más daba lo que decía esa mocosa?
Iba a tener una charla con ella. No podían pasar más días. Se había acercado demasiado a mi mundo, no tuve el control, Ander se estaba acercando demasiado a Sofía. No lo podía permitir.
Terminé de darle unos puñetazos al saco desplegando toda mi rabia y mi enfado en él.
-Álex si sigues así vas a machacar a ese tipo el sábado -la voz de Ethan apoyándose en la barra del ring me hizo soltar una pequeña carcajada. Me tendió la toalla que llevaba en su hombro y froté mi rostro en ella. Tiré algo de agua en mi rostro para refrescarme y no pude evitar preguntar.
-¿tú tienes algo que ver con que Sofía estuviera en el sótano? -mi pregunta no le pilló desprevenido, parecía tener muy claro que tarde o temprano se la iba a hacer.
Por su rostro parecía tener un debate interno si contarme la verdad o que mentira inventar en apenas unos minutos. Ya sabía la respuesta y me estaba conteniendo por lanzarle un puñetazo.
-Oye, fue cosa de Mackenzie, me pidió que las llevara a las dos al bar para tomarse algo, no pude decirle que no -solté un gruñido y me dirigí hacia los vestuarios para desprenderme del sudor.
-Tío lo siento, no sé cómo llegó hasta el sótano, eso no fue cosa nuestra dijo deteniendo mis pasos-. Te lo juro -el tono grave y serio que empleó sirvió para darme cuenta de que decía la verdad. Sabía cuándo me ocultaba algo, además de que no se le daba muy bien ocultarme cosas, siempre terminaba por soltarlas todas. Los secretos con él nunca duraban demasiado.
Le respondí con un apretón en el hombro de forma amistosa para que supiera que no estaba enfadado con él. Su rostro mostró un alivio al segundo y su sonrisa no tardó en salir.
-¿Y cómo está? -preguntó detrás de mí. Levanté la mirada de la bolsa de deporte. Mi mirada solo podía ver las taquillas que había delante de mí, pero mi mente estaba en la pregunta que había hecho. Ella.
-La verdad es que no lo sé, no he hablado con ella, esta noche lo haré pronuncié sacando lo necesario para la ducha.
-¡Eh! No seas muy duro -dijo cerca de la puerta para traspasarla sin esperar una respuesta de mi parte. Iba a serlo... tenía que serlo. No conocía el riesgo que tenía lo que hizo y tenía que saberlo. Tenía que dejarlo muy claro.
El agua corría por mi cuerpo relajando mis músculos de una tensión que no era capaz de quitármela cuando pensaba en Sofía. Cerré los ojos concentrándome en el sonido que hacía al chocar contra mis músculos. Sus pequeños ojos, esos vidriosos, volvieron a mi mente. Aquella imagen de miedo que vi en su mirada cuando me gritó en la calle me hacía sujetarla para que no se fuera.
-¡¡Joder!!
¿Por qué estaba pensando en eso?, es una mocosa que piensa que los tiene a todos en su mano, pero allí parecía tan pequeña, tan vulnerable y frágil. Parecía que se fuera a romper.
Froté mi rostro borrando cada pensamiento en los que aparecía ella y terminé de ducharme dejando una sensación algo más relajante. Ethan no estaba en la puerta del local. No era muy grande el sitio, pero de vez en cuando servía para alguna que otra pelea clandestina. Tenía que reunir más dinero gracias a la pataleta de la niñata, y lo que tenía guardado lo necesitaba para otra cosa.
No iba a coger el dinero del prometido de mi madre. Me negaba rotundamente a tocar ese dinero, lo iba a conseguir por mi cuenta, solo necesitaba hacer las cosas bien, pero desde que Sofía había puesto un pie en casa nada salía bien.
Cuando mis pies avanzaron hasta tener una visión general del salón encontré un cuerpo pequeñito observando algo con mucho interés. Solté la bolsa en el suelo sin preocuparme demasiado y el rostro de Sofía entró en contacto con el mío. La impresión del ruido había hecho que se formara una mueca de desagrado. ¿Y ahora qué?, ¿a la mocosa no le gustaban los ruidos?
-No eres consciente de lo que supuso que estuvieras allí -pronuncié con un tono firme dela te dé ella para llamar su atención.
-¡¿consciente?! -soltó lo que tenía en las manos y su gesto cambió radicalmente-. De lo único que soy consciente es de lo locos que estáis, ¿Cómo podéis hacer algo así?
-Es un juego al que te enfrentas si vas ahí -dije con un tono grave.
Su risa irónica no pasó desapercibida.
-¡¡Aquel tipo le clavó un cuchillo en el brazo!! ¡¡eso no es un juego!! -gritó cabreada.
-Solo quiero que recuerdes la única regla: no te metas en mi vida aproximé mi rostro al de ella mientras pronunciaba aquello. Noté un pequeño cambio en su mirada, pero tenía que saber que no se trataba de una broma.
Debía alejarse, intentaba convencerme a mí mismo deque todavía podía salvarse, pero tenía muy claro lo condenados que estábamos.

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Mi pecado I
RomanceSofía procede de una familia muy adinerada, llena de apariencias y poder, pero recibe una llamada que intensifica sus peores pesadillas. No solo tenía que digerir la noticia de que su madre había muerto hace tiempo sino que su padre ahora iba a casa...