Capítulo 11

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Sofía:

El estúpido de Álex me había dado un susto de muerte. No le encontraba la gracia. Le divertía ponerme de los nervios, pero a ese juego también sabía jugar. Solo quería ignorarlo, pero cuando empezó con el numerito de quitarse la camiseta no pude evitar poner los ojos en blanco.

No podía obviar los músculos que se acumulaban en su abdomen. Pero solo era eso. No me gustaba para nada, sus modales, su lenguaje y sobre todo esa poca clase para vestir... no tenía nada que ver con mis gustos.

*****

No sabía muy bien qué hora era, pero esperaba que no muy tarde. No me gustaba despertarme tarde, no quería perder toda la mañana estando en la cama, pero anoche apenas pude dormir. En general, apenas podía dormir desde que mi madre había muerto. Notaba como todas mis pesadillas se hacían más fuertes.

Me levanté con el calor que ya empezaban a dar los rayos de sol que tímidamente se lograban colar por la ventana. Todavía algo somnolienta me adentré en la ducha para que el agua me ayudara a despejarme un poco, después de la llegada de Álex medio borracho no sé qué estuvo haciendo, pero me molestó mucho con sus ruidos.

Lo hacía para fastidiarme, estaba completamente segura.

El placer de sentir el agua correr por mi cuerpo me invitaba a cerrar los ojos y detenerme unos minutos más.

Miré mi reflejo en el espejo terminando de vestirme y arreglar el pelo, comprobando que todo estaba en orden.

Me encaminé hacia la cocina pasando primero por el salón con la esperanza de no encontrarme con él. Su habitación tampoco estaba muy lejos, así que no entendía como es que seguía tirado en el sofá. Su cuerpo estaba boca abajo con los brazos sirviendo de apoyo para la cabeza. Mis pies se detuvieron al instante en el que me quedé mirando la infinita espalda.

Su anchura hacía que pareciera más mayor. Ahora que lo pensaba tampoco sabía cuántos años tenía, pero no podía rondar más de veinticinco años, además todavía estaba en la universidad... bueno tampoco sabía si estaba repitiendo algún año. Tampoco me extrañaría. Ya me sorprendió escuchar que estaba estudiando medicina, no me lo esperaba, creía que su profesión para toda la vida iba a ser robar a viejas en el parque.

Da igual Sofía, no te importa nada su vida. Ya tuviste suficiente con lo de ese tío.

Su cuerpo hizo un pequeño movimiento, pero sin llegar a despertarse. Iba a tener una buena resaca. Pasé de largo antes de que me pillara mirándole e intenté prepararme un café. Vamos, no sería tan difícil, se lo había visto hacer al servicio un montón de veces.

Intenté coger algunas cosas sin hacer mucho ruido... Bueno ya era hora de que se levantara así que hice bastante ruido para coger unos simples vasos.

Funcionó.

Escuché como soltaba un gruñido mientras movía su cuerpo para ponerse más cómodo.

Mi pecado IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora