Capítulo 22

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Sofía:

Es un completo idiota, un completo estúpido y un vulgar.

¿Cómo podía hacer aquello? ¿Quién se pensaba que era?

No podía creer lo que había pasado. ¡Estaba completamente desnudo delante de mí! Me ponía de los nervios, no sé qué pretendía al insinuar que nos habíamos acostado. Eso nunca pasaría, ni es sus mejores sueños.

¡No lo soporto!

El ruido que había hecho ya me había despertado con mal humor, pero aquella bromita que carecía totalmente de humor me había puesto de los nervios.

Volví a darle un pequeño sorbo al café cuando el sonido de un móvil llamó mi atención. Era el suyo, se lo había dejado en la encimera y empezó a sonar notificando nuevos mensajes.

Desde mi posición escuchaba el sonido del agua y al parecer no tenía ninguna intención de ver quien le estaba escribiendo.

Sostuve la taza con las dos manos intentando contener el impulso de alcanzar el móvil y leer sus mensajes. Mis ojos se movían a toda velocidad por toda la sala, quería volver a mis pensamientos, pero entonces me di cuenta, mis pensamientos eran del mismo dueño al que pertenecía ese dichoso aparato que no dejaba de sonar.

No pude más. Dejé la taza con cuidado y como si estuviera cometiendo un delito fui hasta el móvil sin dejar de mirar por el pasillo por el que se fue Álex. Le di al botón y el chat de la persona que le estaba enviando mensajes apareció ante mis ojos.

Los leí por encima, pero tuve que sostenerme con fuerza sobre el granito de la encimera por si mis piernas me fallaban.

Mi mente tenía que estar jugándome una mala pasada.

Mis nervios cambiaron. Un profundo miedo se esparció por todo mi cuerpo haciendo que retrocediera apoyando mi espalda con la pared. Mi mente no podía dejar de pensar en lo que había leído.

Ven a esta dirección y tráeme lo acordado, aunque siempre puedo hacer un trato si la preciosa Sofía es el premio.

Álex no juegues conmigo, te lo advierto, no creo que te gusten todas las cosas que tengo en mente para Sofía si no cumples, sabes cómo terminan todas en mis manos.

En media hora.

Era una broma, tenía que serlo. Mi respiración se volvió irregular, la imagen de aquella mujer con el cuchillo por un estúpido juego iba a ser solo eso, un estúpido juego de niños a comparación con lo peligroso que era Ander.

Me faltaba el aire. Necesitaba salir de ahí, pero entonces tuve una idea. Puede que no sea la mejor, pero tenía que hacerlo. Todo iba a salir bien.

Probablemente aquello era un pensamiento demasiado positivo, pero tenía que intentarlo.

Volví a mirar en dirección al pasillo para asegurarme que Álex no me pillara. Cogí su móvil con las manos algo temblorosas y mis dedos empezaron a moverse.

Ahí estaré.

No, definitivamente no era buena idea.

Venga, solo sería un momento y todo pasaría. Todo este tema terminaría.

Miré la hora y dejé el móvil donde estaba para correr hasta mi habitación y cambiarme. No me di cuenta de Sally, pero no podía decirle lo que iba a hacer.

-¿Qué pasa? -dijo con la voz algo adormilada.

-Eh... tengo que ir a un sitio, pero tú puedes quedarte -dije sacando algo simple del vestidor con prisa. No me fijé mucho en lo que cogí, quería algo simple para poder ir pronto.

Mi pecado IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora