Álex:
Joder, me gustaba, me gustaba demasiado, me gustaba desde el momento que tiró la droga por la ventana. Todo se había ido a la mierda y lo peor es que no sabía cómo terminaría.
Estaba tranquilo, relajado. Su cercanía me provocaba aquella sensación de tranquilidad. Nunca había sentido este estado de paz, era solo cuando ella estaba cerca. Sus ojos estaban cerrados y mis dedos con suavidad pasaban por su rostro acariciando aquella piel que me volvía loco.
Su aroma a coco se había metido en mis fosas nasales quedándose ahí instalado sin que pudiera hacer nada para que desapareciera.
Mi mente no dejaba de pensar en todo lo que podía ocurrirle, en Julio, Ander y toda la mierda que me rodeaba, y por ello necesitaba que Ethan me llamara diciendo que ya tenía listo lo mío.
Fue cuando me acordé.
No estaba seguro, así que me levanté sin hacer mucho ruido y cogiendo el móvil me moví hasta el salón. Miré la fecha.
¡Joder! Era hoy. Odiaba este día. Después de todo lo que pasó... pero tenía que ir. Fue mi culpa. Solo intentaba remediarlo y lo empeoré todo.
Cuando volví a la habitación Sofía seguía con los ojos cerrados con una expresión de lo más tranquila.
-Ojalá no nos hubiéramos cruzado nunca, todo sería más fácil -pensé por lo bajo. Solo traía problemas conmigo y hacía que la otra persona lo pagara.
En mi habitación me puse lo primero que vi y salí esperando que Sofía luego no me preguntara nada.
Cuando sus labios pronunciaron su nombre todas mis alarmas sonaron. La peor de mis pesadillas la había pronunciado. Ella no podía saber lo que pasó, nunca.
Suspiré y cargado de tensión cogí el coche esperando que la velocidad apaciguara mis emociones. Mi expresión había cambiado notablemente. Nada más cruzar el umbral del cementerio una tensión recorrió todo mi cuerpo.
Iba concentrado en mis pensamientos, pero sabiendo la dirección que habían tomado mis pies, hasta que la tuve delante de mis ojos. Metía mis manos en el bolsillo.
Mi respiración se agitó. Mis manos se formaron en un puño de la rabia que me provocaba recordar lo que pasó, cada vez que su nombre aparecía en mi mente volvía a la pesadilla de ese día.
Tragué duro y en medio de mis pensamientos algo en su tumba me llamó la atención. Esas flores eran muy frescas y no eran mías.
Solo podían ser de una persona...
-¿Álex? -aquella voz me sonó tan lejos. Pensé que nunca la volvería a escuchar más. Había salido de mi vida y ahora estaba ahí.
Como si el tiempo no hubiera pasado. Estaba igual, el mismo desorden de ropa, pero había algo diferente en su mirada, un brillo que nunca había visto.
-Me alegro tanto de verte -su emoción con las palabras no era para nada igual a la mía.
-¿Qué haces aquí? -pregunté duramente.
Suspiró y se retorció las manos nerviosas. ¿Ella nerviosa? No me lo creo. No me estaba creyendo aquella actuación.
-Quería verte -se iba acercando con pasos lentos y cuando estuvo muy cerca de mí solté:
-¡Sal de mi puta vida! -con aquello pasé por su lado y frotando mi rostro salí disparado de allí.
¿Por qué cojones quería volver?
Una llamada me desconcentró de mis pensamientos y en la seguridad de mi coche miré la pantalla.
Ethan.
-No es un buen momento -anuncié por el auricular mientras arrancaba el motor.
-Está bien, solo quería decirte que mi primo ya tiene lo que querías, me lo ha mandado ya, aunque tardarás unos pocos días en recibirlo -aquello era la mejor noticia que podía darme.
-Genial, no sabes lo bien que me viene ahora -con eso me despedí y seguí con la vista fija en la carretera sujetando con fuerza el volante y sin parar de pensar en lo que había pasado.

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Mi pecado I
RomanceSofía procede de una familia muy adinerada, llena de apariencias y poder, pero recibe una llamada que intensifica sus peores pesadillas. No solo tenía que digerir la noticia de que su madre había muerto hace tiempo sino que su padre ahora iba a casa...