Sofía:
El vestido azul eléctrico estaba intacto. Apenas lo había utilizado. Era corto, pero no lo suficiente para ponérselo en verano y no sufrir en el intento.
Frente el espejo terminé de ponerme un pequeño colgante que le daba un toque más elegante. Ya completamente arreglada para la cena me encaminé hacia la puerta para prepararlo todo antes de que llegaran.
Nada más salir por la puerta me quedé parada. El cuerpo de Álex saliendo también de su habitación hizo que mis pasos no pudieran avanzar mucho. Nos quedamos quietos, sin pronunciar una palabra y con los ojos fijos en el otro.
¿En qué momento había llegado? No escuché la puerta en ningún momento y mucho menos escuché algún tipo de ruido. No sé si fueron segundos o minutos, pero después de un buen rato sin tener el valor de pronunciar ninguna palabra, Álex se frotó los ojos encaminándose hacia el final del pasillo.
-¡Álex espera! -mi voz sonó más a un ruego, pero fue suficiente para hacer que se detuviera ladeando un poco la cabeza.
-Lo siento -solo el susurro de un lo siento provocó que terminara de girarse hacia mí teniéndolo otra vez delante-. De verdad que solo intentaba ayudar -pronuncié recordando la conversación de esta mañana con Mackenzie.
-La gente como tú piensa que con esas palabras todo se soluciona.
-¡No! Sé que he metido la pata, lo he fastidiado todo, ya me ha quedado muy claro, pero puedo pedirle a mi padre...
-¡NO! -toda la tensión volvió a formar parte de su rostro. Respiró profundo pensando muy bien que decir-. Sofía... solo tienes que mantenerte al margen, te prometo que lo estoy intentando, pero no me lo estás poniendo fácil yendo a ver a Ander -su voz cambió de un momento a otro.
Toda la tensión que se había formado en su rostro cambió por ¿miedo? ¿Qué estaba pasando? Yo podía ayudarle. Estaba segura de que mi padre lo entendería y podría prestarle el dinero.
-Está bien, no le diré nada -terminé diciendo. Soltó un largo suspiro pellizcándose el puente de la nariz.
Me fijé en como la mirada tomaba más intensidad. Sus ojos iban poco a poco desviándose a ese punto que no podía permitir que nadie viera. Giré ligeramente la cabeza intentando mirar otro punto, pero su mano entró en contacto con mi mejilla poniendo nuestras frentes muy cercas.
Mis labios se entreabrieron. En aquel momento no importaba si entraba Rachel o Julio. No sabía si estábamos en el pasillo o si volvíamos a estar a solas en aquel río cuando sentí que estar ahí con él me salvaría de todo.
Sentí su respiración unirse con la mía. Sus labios cerca de los míos gritaban en silencio que dejara aquella pequeña distancia que me estaba pareciendo eterna.
Fue justo en aquel momento que el sonido de la puerta nos interrumpió retrocediendo unos cuantos pasos devolviéndonos a la realidad de que lo que estábamos a punto de hacer no se podía volver a repetir.
Álex llegó hasta el salón donde podía percibir la voz de Rachel y Julio, pero antes de unirme a ellos necesitaba controlar la respiración y los nervios.
Cogí una gran bocanada de aire y revisando que todo estuviera bien me encaminé hacia el salón donde provenían una mezcla de voces.
La mirada de Rachel se fijó en mí mostrando una mueca. Puse los ojos en blanco, ¿Qué le pasaba ahora conmigo? No le había dicho nada.
Ignorando su presencia me dirigí hacia Julio que se encontraba apoyado en la mesa con una pose de despreocupación. Por el camino no pude evitar que mis ojos se desviaran un segundo en Álex. Aquel segundo en el que los suyos también recayeron en mí.
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Mi pecado I
RomanceSofía procede de una familia muy adinerada, llena de apariencias y poder, pero recibe una llamada que intensifica sus peores pesadillas. No solo tenía que digerir la noticia de que su madre había muerto hace tiempo sino que su padre ahora iba a casa...