Sofía:
La relajación que me provocó el baño con burbujas fue necesaria para afrontar la estúpida cena que tenía por la noche. Quería meter la cabeza dentro del agua y que todo pasará. No quería conocer a la tal Amanda, y mucho menos quería que Álex se quedara en mi casa. Éramos totalmente diferentes, no soportaba a la gente como él, con tan poca clase y tan salvaje.
La escenita de hace un par horas me dejó muy claro con qué clase de gente andaba metido y sobre todo la clase de persona que era. Un delincuente. Estaba segura de que no sería la primera vez. Aquello me llevó a pensar si habían utilizado mi casa más veces para estas cosas.
Todo lo que había conseguido el baño relajante lo estaba estropeando con mis pensamientos.
-Para ya Sofía no puedes permitir que ese estúpido ocupe tus pensamientos.
Delante del espejo terminé de arreglarme alisando el vestido de flores que había elegido para la cena. Una fina capa de maquillaje cubría mi rostro sin ser demasiado excesiva, pero cubriendo aquello que no podía permitir que se viera. Se malinterpretaría y tendría que dar demasiadas explicaciones.
El espejo me devolvía una imagen bastante acertada para una cena. Mi padre iría con su típico traje de reuniones y su... Amanda, no sabía muy bien cómo sería su estilo, pero tenía la pequeña esperanza que tuviera claro cómo se vestían los Williams.
Por el contrario, Álex parecía no tenerlo demasiado claro. Cuando salí para ir hacia el salón me encontré con la puerta de su habitación un poco abierta, me quedé mirándola sin saber muy bien que encontrar. No entendía como después se podía quejar de si entraba a su habitación o no, la dejaba abierta sin importarle nada.
Olvídate de él Sofía, no es nadie importante en tu vida.
Pasé de largo hacia el salón donde mis ojos lo encontraron de pie y trasteando en su móvil. Lo sabía, sabía que no iba a ir bien vestido para la ocasión. A unos vaqueros simples lo acompañaba con una camiseta negra de manga corta que se ajustaba a los músculos de los brazos.
-¿Has terminado el análisis? -su voz grave con una pizca burlona hizo que volviera a la realidad mientras se formaba una pequeña mueca en mi rostro.
Mierda me había pillado. ¿Cómo es posible? Se suponía que estaba concentrado en móvil. Desvié la mirada ignorándolo completamente. Me negaba a darle más importancia. No iba a responderle, no quería ni volverlo a ver.
Él seguía con sus ojos puestos en mí. Sentí la intensidad de su mirada puesta en mí.
-Así que no me vas a hablar -afirmó. Solo con dos zancadas ya tenía su cuerpo muy cerca del mío. Al ver que seguía sin devolverle la mirada desvió la suya hacia otro punto del salón soltando una pequeña risa sin mucho humor. Se alejó hasta ponerse delante de la ventana que daba a la pequeña terraza metiendo sus manos en los bolsillos.
Solo entonces me di cuenta de que había estado reteniendo mi respiración. Menudo estúpido. ¿Quién se creía que era? No tenía ningún interés en hablar con él.
-No sabía que venía el "papa" a cenar, me hubiera puesto de gala mencionó con su tono burlón mientras me lanzaba una mirada de arriba abajo. ¿Ahora el que me analizaba era él?
-Muy gracioso -intenté pronunciar con una sonrisa amarga-. Pero al menos yo tengo un poco de gusto -terminé justo cuando se escuchó el sonido del timbre. Con una mala mirada de mi parte me giré para ir hacia la puerta ya que no parecía que él estuviera muy dispuesto.
No avancé demasiado. Su mano impidió que diera un paso más. Su agarre estaba fuerte sobre el brazo en el que no tenía el apósito. Intenté zafarme de su agarre, pero fue imposible, la presión que hacía era suficiente para no dejarme ir.
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Mi pecado I
RomanceSofía procede de una familia muy adinerada, llena de apariencias y poder, pero recibe una llamada que intensifica sus peores pesadillas. No solo tenía que digerir la noticia de que su madre había muerto hace tiempo sino que su padre ahora iba a casa...