Capítulo 48

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Sofía:

Aquellas palabras se metieron en mi cabeza sin importarme nada lo demás. Froté mi pelo con la mano que tenía libre con algo de frustración.

-¿Qué ha pasado? -pregunté angustiada.

-A Mackenzie se le ha escapado que estabas en una fiesta con Julio -dijo con cierto miedo-. Y bueno, se ha vuelto loco, le han dicho cuatro tonterías y se metido en una pelea.

¡¿Qué?! ¡Joder! A Mackenzie se le había escapado aquello y se había liado una buena.

-Llama a su madre, yo no puedo ir -estaba algo nerviosa. No sabía exactamente qué hacer. Quedarme aquí suponía darle una respuesta a Julio e irme sería volver a cruzarme con Álex.

-Sofía por favor, su madre no se puede enterar -la súplica de Ethan me puso aún más nerviosa.

Resoplé muy fuerte y miré en dirección hacía Julio. Su mirada estaba fija en cada uno de mis movimientos y yo no sabía qué hacer.

Me mordí el labio inquieta.

-Está bien, ahora voy, envíame la ubicación -terminé la llamada viendo como la expresión de Julio había cambiado tras oírme decir aquellas últimas palabras.

-¿Ha pasado algo? -preguntó preocupado.

-Sí, tengo que irme ahora mismo -dije caminando hacia la salida, pero la mano de Julio me impidió avanzar un metro más.

-Toma -dijo tendiéndome la cajita del anillo-. No hace falta que me des una respuesta ahora, solo... piénsalo ¿vale? -dijo con un tono nervioso.

Estuve en la misma posición unos minutos más de lo que esperaba decidiendo si cogerlo o no, finalmente mis dedos sostuvieron aquel material con duda.

Le dediqué una sonrisa de despedida y sin más me alejé de allí.

En el taxi no pude evitar mi mueca de cabreo. Me había sacado de una fiesta para ir a salvarle el culo. ¿Qué demonios había pasado exactamente para que lo detuvieran?

Cuando se detuvo delante de la comisaria me dirigí hacia la entrada. No sabía a donde tenía que ir. Algunos agentes se quedaban mirándome algo extrañados hasta que uno se acercó a mí al ver que me quedaba ahí parada.

-Hola -pronunció con una sonrisa muy agradable-. ¿En qué puedo ayudarte?

-Hola pues... -mis palabras se atragantaban en mi boca-. He venido a por un chico que lo han detenido esta noche, supongo que tendré que firmar algo no sé...

Sentía una mezcla de nerviosismo y cabreo con que yo estuviera aquí.

-Claro, si me dices su nombre lo arreglamos -dijo haciendo un gesto con la mano para que lo siguiera.

-Álex, Álex Miller -pronuncié con una vocecita demasiado aguda.

-Oh, ya sé quién es, lo acaban de traer -dijo sin necesidad de mirar nada.

Le ofrecí una sonrisa incómoda y me invitó a sentarme mientras terminaba de rellenar unos papeles. El agente se perdió por un pasillo en el que desde mi posición no se podía ver el final.

Me sentía cabreada y en aquel momento que estaba sola mi mente fue a parar a la proposición de Julio. No estaba muy segura de sí lo que más me pesaba era el propio anillo o la presión que sentía por la decisión.

Mientras mi mente no se decidía la presencia del agente hizo que tuviera que centrarme en aquel momento.

-En un momento saldrá su novio -la sonrisa que iba a dedicarle a modo de agradecimiento se esfumó al escuchar aquellas palabras.

Mi pecado IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora