Álex:
Los labios de Rachel se estamparon de inmediato en los míos.
Solo alcancé a ver como el pequeño cuerpo que, hace tan solo unos segundo me había hecho imaginar cosas que no debería pensar, se apresuraba por alejarse de ahí. Al menos había conseguido que se fuera, solo tenía que asegurarme que se largara a su casa con Mackenzie.
Le dejé muy claro que no quería que viniera y tenía muy poco tiempo hasta que todo se empezara a desmadrar de verdad.
Después de ver como Sofía se alejaba aparté a Rachel no sin antes escuchar un gruñido por su parte.
-Pero ¿qué te pasa? Estás más serio de lo normal -se quejó siguiendo mis pasos.
-Rachel, deja de reclamarme cosas -el tono que utilicé fue suficiente para que supiera que no estaba de humor para sus reproches sin sentido.
Se quedó detrás reuniéndose con los demás. Seguí mi camino con el objetivo de encontrar rápido a Mackenzie. En la pista no parecía estar, así que suponía que estaría arriba con Ethan. Me daba igual si les cortaba el rollo necesitaba un pequeño favor.
En el pasillo muchos se agrupaban en la pared que les servía de apoyo para enrollarse. La mayoría de las habitaciones estaban cerradas de donde provenían algunos gritos. Ente todos los sonidos que se agrupaban me pareció escuchar a Ethan gritar y no de la manera que me esperaba.
Su voz me llevó hasta estar delante de una puerta cerrada, me quedé unos segundos para escuchar otra vez su voz y asegurarme que se trataba de ellos.
Entré sin llamar. Ethan estaba intentando retener a Mackenzie. Mi ceño se frunció. No parecía ella. Me acerqué a ellos y sujeté con fuerza el rostro de Mackenzie para verle los ojos.
Mierda ¿había tomado drogas? Ahora entendía por qué Ethan estaba sujetándola. Me froté el rostro. Hacía mucho que esto no pasaba y no entendía por qué coño lo había vuelto a hacer.
-¡¡Eh!! Mírame!! -le grité intentando que se concentrara en mí-. ¿Por qué lo has hecho? Joder Mackenzie...
Solo recibí una carcajada por su parte. Ethan estaba nervioso, había pasado mucho tiempo que Mackenzie no tomaba drogas y no sabía cómo reaccionar, pero yo sí.
-Vale escúchame -dije en dirección a Ethan mientras acostaba a Mackenzie en la cama un momento-. Necesito que lleves a Sofía a casa yo me quedaré con ella.
-No sé tío -respondió revolviéndose el cabello.
-Necesito que esté lejos de esto, no puedo dejarla ahí abajo, sola -no hacía falta que le dijera mucho más. Con un suspiro y dedicándole una última mirada a su novia salió cerrando de un portazo.
-¡Eres muy guapo! -la risa a mi lado hizo que mi atención volviera a ponerse en ella. No pude evitar soltar una pequeña carcajada. Cuando éramos pequeños siempre me lo decía sin ningún tipo de vergüenza.
Nunca nos habíamos visto con esos ojos, simplemente era una broma entre nosotros. La quería como si fuera mi hermana y siempre intentaba protegerla.
Siempre estuvo colada por Ethan y cuando este se enteró pensaba que le estaba gastando una broma pesada. Desde entonces que llevaban muchas broncas y muchas reconciliaciones a cuestas.
-¿Sabes? Sé de alguien que le gustas -soltó sin quitar la sonrisa-. Pero no puedes decirselo a nadie -esto último lo dijo en un susurro por miedo a que alguien más se pudiera enterar.
-A ver sorpréndeme -mientras no paraba de hablar la puse de pie para llevarla al baño, tenía que vomitar todo lo que había injerido.
-Sofía... -aquello hizo que detuviera mis pasos. Mi gesto divertido pasó a ser algo más serio-. Vi cómo te miraba en el combate, se notaba que estaba preocupada por ti.

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Mi pecado I
Roman d'amourSofía procede de una familia muy adinerada, llena de apariencias y poder, pero recibe una llamada que intensifica sus peores pesadillas. No solo tenía que digerir la noticia de que su madre había muerto hace tiempo sino que su padre ahora iba a casa...