Álex
Nuestros labios estaban unidos en un momento de desesperación por saciar aquel deseo que nos consumía por dentro. Con mis manos alrededor de su cuerpo sujetándolo con fuerza fui encaminándome hacia la arena, pero no iba a darme la comodidad e intimidad que buscaba con ella.
Fue entonces cuando me di cuenta de lo que estábamos haciendo.
Mis manos estaban deseosas de recorrer cada una de sus curvas. Pasar por la suavidad de su piel y sentir con mis labios aquel sabor tan dulce que extrañaba cada minuto.
Me alejé. Me alejé con los puños con demasiada tensión.
Sentí como se subía a mi coche en la parte del copiloto. No la dejé pronunciar ninguna palabra y arranqué el motor. Su mirada estaba fija en la carretera mientras sus manos no paraban de retorcerse.
Me volvía loco no sentir esas manos como hace tan solo unos momentos.
-Álex...
No esperé ni un segundo a averiguar qué era lo que iba a decirme. No podría soportarlo, pero cuando estuve entre las paredes de casa me sentí enjaulado.
Volví a sentir como se acercaba. Su aroma la delataba. Cerré los ojos conteniendo todo lo que estaba sintiendo.
-Quiero esto -pronunció su vocecita en mi oreja.
Me giré teniendo muy cerca sus labios.
-No puedo, te mereces otra cosa -supliqué en un intento de que cambiara de opinión.
-Solo te necesito a ti -sus manos empezaron a recorrer con suavidad mis brazos en un movimiento ascendiente hasta llegar a mi rostro hasta que nuestras frentes estuvieron pegadas.
-¿Confías en mí? -pronuncié en un tono profundo.
-Sí -susurró con un hilo de voz.
Mis labios no pudieron más y volvieron a unirse con los de ella. Con un movimiento despacio se retiraron saboreando aquel sabor tan adictivo. Seguí con el hueco de su cuello. Sentí como toda su piel se erizaba y notaba el placer que le suponía aquel gesto.
Su respiración pasó de ser cada vez más irregular. Notaba como su respiración subía y bajaba intentando controlarla. Su cuello se estiraba poco a poco dándome mejor acceso.
Una pequeña queja salió de sus labios al notar que los míos habían decidido parar.
-Tu piel tiene un sabor demasiado placentero -murmuré cerca de sus labios. Mis manos guiaron su cuerpo hasta mi habitación, la dejé caer en un acto de impaciencia por tenerla por completo.
No dejaba de morderse el labio y me estaba matando. Le gustaba lo que provocaba ese gesto en mí, pero yo también sabía cómo torturarla.
Mis manos empezaron con un suave roce a deslizar los tirantes de aquella prenda, lo cual provocaba que el cuerpo de Sofía estuviera algo inquieto. No dejaba de revolverse intentando conseguir más contacto conmigo, cosa que lo le iba a dar tan fácilmente.
Las yemas de mis dedos pasaban por el borde del sujetador mientras su cuerpo se arqueaba. Poco a poco me deslicé hasta separar la fina capa de tela de su piel.
Mis labios empezaron un recorrido hasta llegar a sus pechos rozando apenas su piel.
-Voy a hacer que grites mi nombre.
Aquellas palabras hicieron que soltara un gemido que provocó que aumentara mi erección.
-Necesito que pronuncies que te gusta que te toque así.

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Mi pecado I
RomanceSofía procede de una familia muy adinerada, llena de apariencias y poder, pero recibe una llamada que intensifica sus peores pesadillas. No solo tenía que digerir la noticia de que su madre había muerto hace tiempo sino que su padre ahora iba a casa...