Capítulo 3

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El salón donde se concentraban todos los invitados seguía con ese mismo ambiente tranquilo y ameno acompañado por una suave melodía. Todo estaba planificado y ensayado al milímetro. No podía haber ningún error.

Nuestros pies recorrían todo el salón en dirección a los periodistas que ya se estaban preparando al ver que nos dirigíamos hacia ellos. Mi vista no podía evitar recaer en algunos rostros que me resultaban completamente desconocidos. Estaba completamente segura de que tenían que ver con los negocios de mi padre.

-Sofía ¿puedes hablar un momento? -la voz de Lorna interrumpió nuestros planes de seguir avanzando por el salón. Me giré y su semblante seguía igual de serio que hace unos momentos en nuestra habitación. Necesitaba saber qué era aquello que tanto le pesaba.

Mi atención se concentró en ella dejando a un lado lo que iba a hacer.

-Sea lo que sea seguro que puede esperar un momento -la intensa mirada que Julio le dedicó a Lorna me intimidó hasta a mí. Entendía que quisieran hacernos las fotos para la revista de actualidad, pero primero quería saber qué es lo que le tenía tan apagada.

Solo serían unos minutos.

La mirada de Lorna se centró esta vez con la de Julio. Una mirada que no aceptaba ningún tipo de réplica. Volvió a desviar la mirada hasta al final agacharla y morderse un poco el labio con nervios. No entendía su reacción, y sobre todo no entendía lo que pasaba.

-Quizá tenga razón, deberías ir primero a hablar con los periodistas terminó diciendo dedicándome una pequeña mirada-. Ya hablaremos en otra ocasión, hoy tú eres la protagonista -terminó con una sonrisa sincera.

No entendía nada y aquello me frustraba. No tenía mucho sentido sus reacciones. Lorna me tenía completamente perdida. Primero quería hablar, pero parecía que era muy privado, siempre que estaba Julio presente decidía echar marcha atrás.

-Vamos -el susurro de Julio en mi oído no hizo que mi atención estuviera en él. Seguía concentrada en Lorna que avanzaba sus pasos hasta llegar a los jardines amplios que había detrás del recinto.

No estaba centrada en los pasos que iba dando. El murmullo de los periodistas peleándose por encontrar un lugar a primera fila y sacarnos cualquier cosa era solo eso, un murmullo, algo completamente lejano. Mi cabeza no estaba allí con ellos, no sabía lo que Julio estaba hablando con ellos.

-¡Sofía! -la voz de Julio se metió entre mis pensamientos haciendo que los retirara al momento. Mi mente volvió a concentrarse en lo que estaba pasando. No sabía lo que habían preguntado, no sabía de lo que estaban hablando e iba a quedar como una auténtica estúpida.

Julio les dedicó una sonrisa algo forzosa en modo de disculpa por mi parte y sentí como su agarre alrededor de mi cintura se iba intensificando un poco más. Fruncí el ceño, solo había estado unos minutos algo distraída.

-La quiero mucho, pero es algo despistada -dijo con humor Julio. Los periodistas mostraron una carcajada amistosa mientras volvían a formular preguntas.

-Señorita Williams nos hemos enterado por otra fuente que sus padres no han podido venir, ¿es eso cierto? -¿Qué? ¿Cómo se había enterado tan rápido? Hace tan solo unos pocos minutos que me había enterado yo.

-Bueno, supongo que es de entender el sin fin de obligaciones que los retienen -intenté responder de la manera más profesional que me salía en aquel momento. En realidad, era así, en el fondo lo entendía. Todo lo que mi padre tenía que supervisar era demasiado y muy poco tiempo le quedaba para él y su disfrute.

-Así que está afirmando que le importa más el trabajo que usted -esta vez una voz que intentaba abrirse paso entre los periodistas lazó aquella pregunta dejándome totalmente en blanco. La mujer sostenía una pequeña grabadora con la intención de provocarme y grabar todas y cada una de mis palabras.

Mi pecado IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora