Siento la respiración acelerada, las piernas temblorosas y unas inmensas ganas de gritar mientras camino de forma rápida frente los aparadores de las tiendas más lujosas del centro comercial. Siento a Robert a mi lado, tratando de seguir mi paso que es algo imposible pues prácticamente me encontraba corriendo hacía la salida. La mano aún me dolía de tan fuerte golpe que le había propiciado a la cara de Alex y, aún nerviosa, temía que el coraje creciente se fuese a manifestar de una forma nada saludable para los que se encontraban a mi alrededor.
-Hiciste lo correcto Cass- yo asentí. Me di cuenta que unas lágrimas corrían por mis mejillas sin embargo no eran de tristeza, sino de furia. Robert me observó nervioso y me detuvo de golpe tomándome por los hombros- Escucha, Alex no es así, no sé que diantres le ocurrió hoy-
-Me importa un bledo si se desquició, lo que hizo no estuvo bien-
-Yo lo sé pero no quiero que pienses que mi mejor amigo es un imbécil cretino-
-Mala suerte Rob, ya lo estoy pensando- me deshice de sus manos que aún me sostenían fuertemente y seguí caminando, escuchando sus suspiros entrecortados y nuevamente sus pasos detrás de mi. El estacionamiento estaba a reventar y había cientos de personas caminando en nuestra dirección para entrar al centro comercial, por lo que encontrar a Su y Katia fue difícil. Nos topamos con ellas en últimos momentos de nuestra ardua búsqueda por los alrededores del centro comercial, justamente detrás de donde se encontraba el cine.
No fue mucha mi sorpresa al encontrarme a Katia llorando de una forma desconsolada en el brazo de Su, la chica que la abrazaba fuertemente mientras trataba de contener las lágrimas que Katia le provocaba. Robert se adelantó y fue directamente hacía ella, cosa que me produjo un brillo de esperanza a que su sensibilidad estuviera directamente asociada con ella. Su le susurraba unas cuantas cosas a Katia, pero ella parecía estar totalmente desencajada y al verme corrió directo a mi. Se escondió entre mis brazos como si se tratase de una pequeña y temerosa niña para después colapsar entre lágrimas, gritos ahogados y una conducta más alterada de lo normal. Aquella situación me hundió en un mar entero de recuerdos que giraban entorno a Ágata en la misma situación, en sus graves estados de crisis y de pronto la melancolía me abatió de una forma un tanto brusca que fue difícil de contener.
-¡Me odia! Me odia Cass- la abracé más fuerte, sintiendo su ya débil cuerpo temblar. Apreté fuertemente los dientes y traté de regalarle una pequeña sonrisa que la reconfortara pero aquello no sirvió de mucho.
-Vamos a mi casa, no es prudente estar aquí- observé aún a las personas que caminaban cerca de nosotros, en silencio pero con la mirada fija en Katia que aún no se separaba de mi. Observé a Robert asentir mientras mimaba un poco a Su que seguía nostálgica.
-Venimos juntos, así que si quieres nos vamos Robert y yo en mi coche y seguimos el tuyo- yo asentí, ayudé a Katia a entrar en el mío. Ella seguía llorando y yo maldiciendo por lo bajo a Alex.
Comencé a manejar y Robert con Su me seguían por detrás. Cuando llegamos noté como Daisy abría el portón, ella me miró extrañada y yo le sonreí.
-Son unos amigos- ella asintió y miró a Katia preocupada, sin embargo se limitó a quedarse callada y regresar a la casa. Estacionamos los autos y bajamos excepto Katia. Robert se pasó una mano por el cabello algo desesperado y le ayudó a bajarse sosteniéndola para que no se cayera.
-Cass ¿Van a estar en la sala?- preguntó Sara al verme entrar con los chicos.
-En el cuarto de juegos- Sara nos miró aprobante y desapareció sin decir una sola palabra. Siendo sincera me desesperaba un poco su sumisión.
No me sorprendió en nada que ellos admiraran toda la casa con sumo interés. Es hermosa, me terminé recordado de nuevo. Nadie podía superar el gran gusto en decoración que había en la casa, todo como si fuera arte. La casa en realidad era arte puro, todo al estilo de mi hermana.
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Parallel
RomanceUna persona al mirarla puede jurar que se trata de un ángel sin alas, sin embargo al acercarse y mirarla a los ojos ella revela miles de demonios en sus ojos dorados. La joven Cassie Sanders posee belleza semejante a la de un ángel, cuna de oro...