-Dudo que quieras traer esos tacones, si quieres, quítatelos- yo asentí aun sin palabras. Me deshice de los tacones, después él se desplazó hasta la mesa y de su iPod puso la canción del tono de mi móvil, la canción que sonó el día del partido cuando se acercó. Sonreí atontada, él se dirigió a mí y me tendió su mano.
-N-no sé bailar- dije, él sonrió burlonamente. amaba esa sonrisa por mucho que me sacara de mis casillas.
-Solo déjate llevar- le tendí mi mano insegura y él me acerco suavemente a él. Puso sus dos manos en mi cintura y yo pase las mías a su cuello.
Comenzamos a balancearnos al compás de la música. Se detuvo y se repitió el momento de hace algunos minutos atrás, me examinó con su mirada enloquecedora, me acercó mucho más a él y quedamos a solo milímetros de que nuestros labios se tocaran. Luke sonrió.
-¿Quieres ser mi para siempre?- yo me limité a sonreír y a quitar esos milímetros de espacio entre nosotros. Nos besamos mientras la música seguía sonando haciendo de nuestro alrededor la mejor experiencia. Me sentía en aquellos momentos salida de una novela de Jane Austen.
Sus labios y los míos encajaban de la mejor manera, el ritmo era lento, igual que la canción. Sus manos y mis manos seguían en el mismo lugar. Sus labios me sabían dulces, eran cálidos y blandos. Luke era mi para siempre y yo su para siempre.
-Para siempre- susurré.
-Para siempre- me correspondió. Yo sonreí y recargué mi cabeza en su hombro, él bajó su cabeza y me dio un leve beso en la cabeza. Duramos unos minutos así, pegados, sin hablar solo balaceándonos. Luke se detuvo después de un tiempo que me pareció eterno.
-Venga, de seguro la cena esta fría- yo me separé de él y cuando lo hice Luke pareció aprovechar de mi confusión para volver a darme un beso rápido del cual reí después. Nos dirigimos a la mesa y él como todo un caballero jaló mi silla y me ayudó a sentarme -Y ahora señorita Sanders, he aquí mi gran especialidad- dijo mientras servía algo en unos platos, cuando miré era espagueti a la boloñesa.
-Entonces, aparte de bailarín ¿Eres chef?- Luke sonrió.
-Te sorprendería saber otras grandes cualidades mías- él me guiño un ojo y yo me limité a reír. Era un atrevido sin remedio.
Mientras cenábamos nos dedicamos a platicar y reírnos de las cosas que decía el otro. Me sorprendió ver como comenzaba a llover, pero no era una simple llovizna, era casi una tormenta.
Cuando terminamos Luke se levantó de la silla y tomó mi mano, sacándome de la mesa. Me acercó a él provocando que quedáramos frente a frente. Él me miro empedernido y sonrió.
-¿Qué?-
-Está lloviendo- dijo sonriendo. Yo lo mire confundida, de pronto corrió y me alzó a su hombro.
-¡No Luke!- grité entre risas. Él comenzó a reír y salimos al balcón, me bajó y me sacó a la llovizna. La densa cortina de gotas nos caía encima, sentía las gotas frías de agua colarse por el vestido que ahora estaba empapado. El cabello de Luke estaba totalmente mojado y caía en su frente. Su sonrisa no se borraba por nada del mundo.
De repente me tomó en sus brazos y depositó en mis labios un gran beso. Uno nuevo, con más exigencia, nos devorábamos uno al otro aunque en cada roce se desprendía dulzura y ternura. Sus manos no dejaban de subir y bajar por mi cintura y mis manos no paraban de aferrarse a su camisa.
-Te amo Cassie Sanders, estoy enfermizamente enamorado de ti y jamás me cansaría de gritarle mi amor por ti al viento- yo sonrió.
-También te amo Luke Carter- yo sonreí, viéndolo a los ojos.
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Parallel
RomanceUna persona al mirarla puede jurar que se trata de un ángel sin alas, sin embargo al acercarse y mirarla a los ojos ella revela miles de demonios en sus ojos dorados. La joven Cassie Sanders posee belleza semejante a la de un ángel, cuna de oro...
