Alejandra llegó al control de enfermeras del hospital para preguntar por su amiga.
—Hola buenas noches. Soy la hermana de Julieta. La chica que entró hace poco con un ataque respiratorio. Me gustaría saber cómo se encuentra y si puedo pasar a verla.
Ale mintió a la enfermera del control. Debido a que la información de los enfermos en sala de urgencias solo es para los familiares directos.
—Buenas noches, señorita. En este momento se encuentran tratando de estabilizarla. El doctor que se aproxima es el jefe de urgencias. Creo que él le puede hablar más a fondo respecto a su estado de salud.
La enfermera indicó con un movimiento de cabeza donde se encontraba el médico.
—Gracias señorita. —Alejandra se dirigió con él para interrogarlo.
—Hola, buenas noches. Soy la hermana de la paciente Julieta Altamirano, que ingresó por asma.
Alejandra no dejaba de pensar que estaba hablando con el hombre más sexi del mundo. Ojos verdes. Más alto que ella. Barba de candado. Pelo negro. Una tez con tono apiñonado. No le calculaba más de treinta y tantos años.
—Hola, mucho gusto. Soy Joel Robles. Jefe de urgencias. —El doctor extendió la mano.
Alejandra hizo lo propio para saludarlo. Prácticamente, él también se la comía con los ojos de arriba abajo.
La mujer frente a Joel lucía un vestido negro muy provocativo. Con una boca pequeña en forma de capullo esperando florecer ante sus ojos. Sacudió la cabeza, ya que se estaba comportando como un colegial frente al familiar de un paciente.
—¿Podemos hablar respecto a la situación de Jully?
Alejandra sonrió para sus adentros. Detectó por su comportamiento que el doctor se sentía atraído por ella. Sabía que estaba mal pensar así, pero podía jurar que al final de la noche conseguiría una cita para salir con él. Después de todo, rescataría algo bueno de este terrible incidente.
—Claro, señorita Altamirano. Si gusta podemos hablar en la cafetería, así podré realizarle unas preguntas de rutina. Ya que terminemos con la entrevista la dejaré pasar con su hermana para que esté acompañada mientras se recupera.
—Se lo agradezco, doctor. Solo le pido que me llame Alejandra. —Se lo dijo con una sonrisa pícara.
Se giraron para dirigirse a la cafetería. Ocuparon un lugar que se encontraba apartado de las personas que estaban comiendo. Eso les permitiría poder contestar el cuestionario sin ser interrumpidos.
—De acuerdo Alejandra. ¿Cuál es la edad de su hermana?
—Veinticinco.
—¿Cuánto tiempo ha padecido asma bronquial?
—Veintidós años.
—¿Alguien más en su familia tiene la afección? O. ¿Alguna otra enfermedad crónica?
—No. ¡Sí! Sabe, acabo de pasar por un trago amargo. La verdad lo que me importa en este momento es ver a Jully. Por favor. Yo le ayudaré con todo lo que quiera. Deme el cuestionario. Lléveme con ella. La veo. Me relajo y escribo los datos que necesita. Así usted puede cuidar de los demás pacientes. Porque piénselo bien. Es el jefe de urgencias y yo lo estoy entreteniendo. Lo cierto es que no hay necesidad. ¿Cómo ve, acepta el trato?
Alejandra extendió la mano para comprometer a Joel. La verdad es que conocía a su amiga, sin embargo, temía dar alguna información equivocada. Tenía un poco más de dos años fuera del país y no quería meter la pata.
Joel se rascó la nuca y extendió la mano para estrechársela y sellar el trato.
—Guau, con una mujer tan racional como decir no. Acompáñame, te llevaré con tu hermana.
Se levantó Joel de la silla. Recorrió caballerosamente el asiento de Alejandra. Para que se pudiera incorporar. Tomó la tabla metálica con el cuestionario junto con la pluma azul. La tocó ligeramente en la espalda para que lo siguiera por un pasillo. Al llegar al final abrió las puertas con dos ventanas rectangulares. Al cruzarlas se veían pabellones con camillas. En algunas se encontraban pacientes. Una enfermera la volteo a ver feo, pero el doctor se apartó de Alejandra. Le dijo algo al oído a la mujer gruñona y regresó para guiarla hasta donde se encontraba Jully.
—Hola cariño. ¿Cómo te encuentras?
Se acercó a la cama de Julieta. Le acarició el cabello y le dio un beso en la frente.
Jully realizó una afirmación con la cabeza, ya que aún tenía el oxígeno y el nebulizador funcionando.
—Bien señoritas, las dejo solas. Alejandra, no te olvides de llenar el cuestionario con los datos de tu hermana, por favor. —Extendió la tabla metálica con la pluma pegada a ella.
—Claro que sí, Joel. Te prometo que lo haré. —Sostenía el formulario por delante con ambas manos y meciéndose como cuando se encontraba nerviosa por algo.
—Bueno, solo por si acaso dame tu número de teléfono. Digo, por si surge algún problema con las enfermeras. —Se acercó a su oído y le habló en un susurro. —Es que no están permitidas las visitas en esta zona. —Joel sonrió cerrándole un ojo.
—Claro. Muy amable de tu parte, pero díctame el tuyo. Te marco y se queda grabado el mío. ¿Qué te parece? —Alejandra sonrió y cerro el ojo también.
—Mi número es el 3338225...
—Listo, ya te marqué. Ahora tienes mi celular para que me agregues a tus contactos.
—Hecho. Me voy bellas damas. —Joel guardó su iPhone en su bata y se dirigió a continuar con su guardia en el hospital.
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Amor Entre el Tiempo.
RomanceSueños, enfermedad, visiones, son las cosas que empiezan a moverte el piso, una sesión de hipnosis te hace descubrir que estás entre dos hombres, debido a tu reencarnación, a cuál elegirías: amor o lujuria.