Julieta estaba acostada en su cuarto leyendo Crepúsculo. Decidió que con tanto tiempo libre, retomaría la lectura de la saga, Roberto se comunicó con ella por la mañana y estaba muy molesto porque el día anterior no le llamo. Le comento que estaría unos días con sus papás, que no se siguiera preocupando. Él le había asegurado que permanecería en su apartamento para cuando volviera, que la amaba y no quería que le sucediera nada malo. Ella lo escuchó y pensó que su intención era contar con el control total de su persona, lo sentía así porque su mamá era igual cuando aún vivía en la casa de sus padres. Los amaba a los dos, solo que en ocasiones se sofocaba por su comportamiento y se revelaba ante ellos. Eufrosina entró a su cuarto intempestivamente sin llamar a la puerta, haciendo que Julieta saliera de sus pensamientos.
—¡Listo mi niña! —Extendió la mano con un papel doblado por la mitad.
—Eufrosina casi me das un susto de muerte con tu grito y tu entrada al cuarto dando un portazo. —Julieta dramatizo su diálogo con una mano en su pecho y cara de espanto, tomando el papel con la otra.
—Pues así tiene la conciencia, niña. —La miro con advertencia, para que no la regañara.
Julieta leyó el papel que le entrego, se arrodilló en su cama y beso su mejilla muy emocionada.
—Gracias Eufrosina, eres la mejor nani de todas.
—Ya, ya, que no te vaya a oír tu mamá, ya ves que no le gusta que me digas así.
Julieta sonrío. Corrió a su tocador a tomar las llaves de su coche y su bolsa muy animada.
—¿Y qué no me vas a llevar? —Preguntó con las manos en la cintura.
—Cómo crees. Quieres que te corra mi madre. Si no pienses que le pareció que te fueras de paseo ayer, y eso que no sabe a dónde fuimos.
—Es que me da miedo que le suceda algo mi niña.
Julieta se acercó a ella, le dio un beso cariñoso para tranquilizarla.
—Te prometo que no me va a pasar nada. —Sonrió y salió del cuarto.
Julieta puso el domicilio en el navegador de su coche, en cuanto llegó al lugar vio los apartamentos y los reconoció, tenían un aspecto moderno, pero sabía que ese era el sitio indicado. No pudo bajar de su carro debido a que no existía un paradero frente al edificio. Dio la vuelta a la cuadra y así poder estacionar su coche. El ir caminando por esas calles le hizo que tuviera una sensación de familiaridad, como cuando sabes que perteneces a un lugar. Al llegar a la entrada del edificio vio que tenía un letrero de se renta. En automático y sin pensar saco el celular, marco el número, hablo con el encargado realizando una cita para que le mostraran los apartamentos dentro de media hora. Tomó asiento en la vieja jardinera en la cual años antes se había golpeado la cabeza. Miro que en la planta baja del edificio se encontraba una boutique de novias. Al lado se veía como que también habían vendido vestidos, ya que aún contaba con rótulos de la tienda que en algún tiempo tuvo días mejores. En ese momento la estaban rematando.
El encargado de mostrar los apartamentos, un señor llamado Jesús Ortega, fue muy amable y llego puntual a la cita. Le dio un saludo cordial, e ingresaron por una puerta que se encontraba a un costado de la tienda. Había unas escaleras que subieron, llegaron a al primer apartamento, él quería mostrárselo. Julieta le dijo que tenía interés por el segundo piso. Él accedió a enseñárselo, pero le advirtió que ya lo habían rentado y en dos semanas o antes lo estarían ocupando. Ese día por la tarde firmarían los papeles de arrendamiento. Julieta sonrió simulando que se encontraba relajada, pero no cedió al pedirle ver el sitio.
Después de tanta insistencia, se lo mostró. El apartamento lo reformaron, por lo que Julieta no sintió que le regresaran sus memorias al entrar. La lleno de mucha frustración, el lugar era bonito, pero nada comparado a los lujos a los que estaba acostumbrada. Lo miraba de un lado a otro tratando de conectar con el espacio. Pensaba que si se concentraba lo suficiente le hablaría de alguna forma. Toco un muro color crema, cerro los ojos para ver si eso la hacía conectar con sus recuerdos. Escuchó que le hablaban.
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Amor Entre el Tiempo.
RomanceSueños, enfermedad, visiones, son las cosas que empiezan a moverte el piso, una sesión de hipnosis te hace descubrir que estás entre dos hombres, debido a tu reencarnación, a cuál elegirías: amor o lujuria.