Cuando la hostess del evento confirmó a los anfitriones, que ya se habían incorporado todos los invitados a la celebración. Tanto los que solo asistían a la recepción. Así como los que pasarían el fin de semana en la finca. El papá de Roberto pronunció un discurso muy conmovedor respecto a los años tan hermosos vividos como pareja. Los presentes brindaron con una sonrisa cálida. Aplaudieron efusivamente por el beso compartido por el feliz matrimonio.
Después de presenciar tan romántica escena de sus padres. Roberto abrazó por detrás a su novia. Inclinó su cabeza en su hombro en forma cariñosa. Le habló al oído a Julieta diciéndole que él también tendría que dar un discurso por el aniversario de sus padres. Que era muy importante que lo acompañara al frente del escenario.
Sentía que moría porque en esos momentos. Tenía pánico escénico. Julieta más de a fuerzas que de ganas lo acompañó. Odiaba el protagonismo en eventos sociales. Roberto pidió el micrófono. Comenzó con una breve historia de cómo le había afectado el crecer en una familia tan unida y llena de amor.
—Entonces yo Roberto Soto Mayor. Confieso que mis papás tienen la culpa de que creciera en un hogar lleno de amor y confianza. Por lo tanto. No me queda otro remedio que el de volar de tan acogedor nido que crearon mis padres. Y tratar de empezar a construir el mío junto a la persona que amo. Tal y como lo hicieron ellos, hace treinta y cinco años. Claro que para poder formar un nido sólido que soporte vientos, mareas, calamidades y quizás un huevo o dos. Es importante hallar una compañera. La cual ya descubrí. Por eso te pregunto. Luly. ¿Te quieres casar conmigo y comenzar a formar ese pequeño nido?
Julieta se encontraba en estado de shock. Mientras a su alrededor todos hacían exclamaciones de ¡ay qué tierno!, o gritos de ¡dile que sí! Ella solo lo veía inclinado con una rodilla en el piso. De frente a su persona. Tomando su muñeca izquierda con su mano derecha y con la otra sostenía una caja de la cual salía un resplandeciente solitario. Que para su gusto era más piedra que anillo. De esos que dicen. Soy la propiedad de alguien. Estaba segura de que se vería a casi a diez metros de distancia gracias al diamante. No se dio cuenta, pero lágrimas rodaban por sus mejillas. Lo que la trajo a la realidad de vuelta fue la imagen de su papá y su mamá en primera línea. Los dos se encontraban con los ojos rasos. No quiso decepcionarlos a ninguno. Así que de su boca salió la tan esperada palabra. Ella hasta la fecha jura que no la pronunció, pero el video de la fiesta confirma otra cosa.
Roberto se incorporó. Puso el anillo en su dedo de la mano izquierda. La abrazó besándola vorazmente a la par de que comenzaba a dar vueltas en círculos. Al igual que si se tratara de una película romántica. No podía creer lo que sucedía, era como un sueño. Todos aplaudían y celebraban. Los primeros en felicitarlos fueron sus futuros suegros. Luego se acercaron a ellos sus papás.
—Hija, no sabes lo feliz que soy al verte que vas a unir tu vida a Roberto. Estoy seguro de que eso me hace sentir que cumplí como padre en todos los aspectos. Ya puedo estar completamente satisfecho. Ahora te encontrarás al resguardo de él. —Lo dijo Joaquín, con emoción contenida.
Al escuchar las palabras de su papá. Le hizo darse cuenta de que los comentarios de su madre en días pasados eran ciertos. Su padre estaba de acuerdo y le hacía mucha ilusión la unión.
—Julieta, hija mía. No sabes qué feliz soy. No pudiste encontrar mejor hombre.
Comentó su madre entre risas y lágrimas. Le dio un abrazo con el cual quería demostrar todo su amor y agradecimiento. Como recompensa por hacer lo que era conveniente para su futuro.
—Pues yo lo único que puedo decir es que no sabes la mujer que te llevas, ya que no pudiste encontrar mejor partido Roberto. Mi hermana necesita o estar muy enamorada de alguien para casarse con el susodicho en cuestión. Eso o trata de proteger alguna persona. Estoy seguro de que valora mucho su independencia para meterse en estos arengues. Pero no temas. Me inclino a pensar que se casa contigo, porque en verdad te ama. ¿Cierto, Luly?
Joaquín hablaba para todos, pero veía a Roberto con semblante de advertencia. Con una falsa felicidad que solo su esposa y su hermana detectarían.
Julieta miró a Joaquín con cara de pocos amigos contestando al instante.
—Tú eres una de las personas que me conocen realmente hermanito. A ti no te puedo engañar. Estás en lo cierto.
—Ves cuñadito si te ama. Cuídala mucho. Que no se te olvide que sé dónde vives.
Palmeo de nuevo el hombro derecho de Roberto, más de la cuenta. Como si estuviera marcando una advertencia en su cuerpo. Con una promesa implícita.
Alejandra aprovechó la oportunidad de jalar a un costado a Jully para hablar con ella. Debido a que Joaquín tenía a todos entretenidos con su charla.
—¿Te encuentras bien?
—Claro, porque no había de estarlo. —Contestó a la defensiva. Intentando alizar su cabello con las manos.
—En serio Jully. ¿Vas a tratar de querer verme la cara? A mí. ¿De verdad crees que soy tan tonta para comprarte el numerito de la prometida entusiasmada? Por favor. Si ni siquiera atinó comprándote un anillo de tu agrado.
Alejandra se encontraba sorprendida que Jully tratara de guardar las apariencias con ella. Sabiendo que, al ser su mejor amiga, estaría enterada de todo lo que estaba pasando en realidad.
—¿Qué quieres de mí, Ale? —Preguntó con impaciencia Julieta. Frotando sus muñecas con nerviosismo.
—Que no te hagas esto. Ni a Roberto. —Esperaba atenta una respuesta congruente de su amiga.
—Sabes Ale. Considero que será mejor que te marches desde hoy a la ciudad. Que tal y pierdas tu cita con el doctor papito.
—En serio, Jully. Me echas de la finca de tu prometido por tratar de hablar contigo de frente, con la verdad. —Insistió Alejandra, herida por la contestación de su mejor amiga.
—En realidad. Estás segura de que te nombraron mi Pepe grillo. Encargada de mi conciencia, de lo bueno y malo de mi vida. Sabes, a veces me cansa que me conozcas tan bien. Porque todo el tiempo juzgas mis actos. Creo que soy suficientemente grande como para decidir mi destino. Por una vez respeta mi decisión y apóyame sin opinar al respecto. ¿Puedes hacerlo?
—De acuerdo. Me comportaré al igual que Sarah. Ella ni siquiera los felicitó. En cuanto se te declaró Roberto. Salió del salón como alma que lleva el diablo. —Sonrió maliciosamente Alejandra, al recordar la escena de celos de Sarah.
—Entonces que. ¿Tenemos un trato y respetarás mi decisión? —Extendió su dedo meñique en espera del de su amiga.
—Claro. Con una pequeña cláusula del contrato. El lunes a partir de las ocho de la noche iniciamos nuestra sesión de regresión, tres días por semana. ¿Te parece?
Extendió el dedo ahora Ale, para que Julieta fuera la que tomara la última palabra.
—Siempre pones cláusulas enredosas, pero de acuerdo, trato hecho.
Julieta abrazó feliz a su amiga por haber resuelto la confrontación sin bajas que reportar.
La velada se desarrolló sin ningún contratiempo. Las personas que solo iban al festejo se empezaron a retirar a partir de la una de la mañana. A Julieta le tocaba compartir habitación con Ale y Sarah. Pero la última no se volvió aparecer hasta el domingo a medio día. Cosa que no era de extrañar, ya que no era la primera vez que se desaparecía en el afán de ser el alma de la fiesta o por conquistar al muchacho más guapo del lugar. Las dos la comparaban como a un cazador en la selva. En cuanto detectaba a su presa se le metía entre ceja y oreja. No finalizaba la persecución hasta que terminaba con el hombre rendido a sus pies. En esos momentos se invertían los papeles. El chico se la pasaba haciendo hasta lo imposible para lograr conquistar su amor.
Alejandra bromeaba y le decía a Julieta que Sarah ya no contaba con un corazón. Que ella recordaba que lo había perdido en preparatoria. Y dado que no terminó sus estudios, jamás lo pudo recuperar.
Y tal como esperaban. Sarah les confirmó que el domingo salió en el momento que Roberto pedía la mano de Julieta. Que todo se debía a que comenzó una discusión con el único hombre que había amado en su vida. Que se retiró al momento para encararlo frente a frente y resolver los problemas. Les dijo que era un viejo amante, pero que la había buscado porque no podía olvidarla. Que se encontraba desesperado, ya que extrañaba el placer que le proporcionaba al estar entre sus brazos. Debido a que las otras mujeres con las que había estado le parecían frígidas y sin chiste.
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Amor Entre el Tiempo.
RomanceSueños, enfermedad, visiones, son las cosas que empiezan a moverte el piso, una sesión de hipnosis te hace descubrir que estás entre dos hombres, debido a tu reencarnación, a cuál elegirías: amor o lujuria.