Al despertar, Julieta se estiró perezosamente. Una sonrisa se dibujó en su rostro. Se encontraba tan plena y amada. Estaba completamente extasiada, nunca se había sentido de esa forma. No entendía como podía estar así. Pensó en su relación con Roberto y no existía punto de comparación. Ella conoció lo que supuestamente era el amor, pero no era ni una décima parte de lo que sentía en esos momentos por Esteban. El hecho de que apenas lo conociera. No hacía mella en sus sentimientos. En aquel instante podía apreciar con todo su ser la felicidad de sentirse enamorada. Lo que ocasionaba que considerara a Esteban como una extensión de su persona. Eso le provocaba la sensación de tener la certeza de que lo conocía desde siempre.
—Hola hermosa. —Se inclinó en torno a ella para besarla con ternura.
—Por favor no me beses así. —Sonrió pícaramente hacia él.
Esteban la miró contrariado por cómo le respondió. Casi recula herido por el comentario, pero al verla sonreír de forma maliciosa le hizo pensar que estaba jugando con él.
—¿Por qué no quieres que te bese?
—Porque despiertas el hambre que hay en mí por ti.
Julieta le tocó su cara en la cual se veía el reflejo de la barba que iniciaba a notarse en su rostro.
Él sonrió de forma cautivadora. Se puso sobre Julieta para poder saciar el hambre que la aquejaba. Ella comenzó a reír más por la rápida acción de Esteban. Estaban besándose profundamente cuando tocaron la puerta de la habitación con insistencia.
Como Julieta se encontraba desnuda. Esteban brincó de la cama tomando su playera, poniéndosela con rapidez, y así no escandalizar a las propietarias de la posada. Al abrir la puerta se encontró con Roberto, el cual se hallaba de pie del otro lado. Este se sorprendió de sobremanera por verlo tan cómodo en bóxer y playera. Su rostro mostró un enfado colosal. Por la sorpresa arremetió contra el joven semidesnudo aventándolo al interior. Se introdujo en la habitación antes de que nadie dijera una sola palabra.
—¿Te estás vengando de mí engañándome con este tipejo?
Roberto miró descolocado a Julieta, que se encontraba en la cama tratando de tapar su cuerpo con la sábana.
—¡Estás o te haces el tonto! No te puedo creer que me recrimines, que te estoy engañando, cuando ya no tenemos una relación.
—¡Eres mía! —Gritó lleno de rabia y comenzó a caminar hacia la cama.
Esta vez Esteban reaccionó de inmediato. Corrió a tomarlo del brazo para evitar que se acercara a Jully.
Roberto se detuvo por la fuerza que ejercía Esteban en su extremidad. Esta vez lo vio de cerca. Constató que era un hombre más alto que él. Se dio cuenta de que su ingreso a la habitación se debió a la sorpresa, ya que no sabía quién era, ni lo que estaba dispuesto hacer. No lo pensó dos veces e intentó noquearlo con el brazo izquierdo para quitárselo de encima y llevarse a su mujer de ese lugar.
No contaba con que en ese instante el muchacho sí estaba alerta. Esquivó la agresión, haciendo una finta de boxeo. Practicaba desde el colegio, por lo que no le fue difícil contestar al ataque. Respondió con un golpe certero que lo dejó fuera de combate. Cayó como peso muerto sobre el piso de madera.
Julieta gritó de la impresión, ya que todo había sido muy rápido.
—¡Amor, creo que es mejor que te vistas antes de que se despierte tu amigo! —Esteban se dirigió a la puerta de la habitación para cerrarla mientras le daba la indicación a Jully.
Brincó de la cama envuelta en la sábana. Levantó del piso su ropa del día anterior y sin perder tiempo se refugió en el baño para ponerse presentable. Trataba de hacer los movimientos lo más rápido posible. Más no lograba enfocarse en la actividad, ya que su cerebro no paraba de tratar de descifrar el enigma de como la había encontrado su ex, puesto que ni sus papás sabían dónde estaba hospedada en esos momentos. Se golpeó la cabeza con la palma de su mano, por el hecho de recordar que ni siquiera les habló a sus padres, como había quedado. Solo les mando un escueto mensaje al bajar del avión comentándoles que ya había llegado y que en cuanto estuviera en el hotel les llamaba. Empezó a oír discutir a los dos hombres en la habitación.
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Amor Entre el Tiempo.
RomanceSueños, enfermedad, visiones, son las cosas que empiezan a moverte el piso, una sesión de hipnosis te hace descubrir que estás entre dos hombres, debido a tu reencarnación, a cuál elegirías: amor o lujuria.