Al salir del hospital terminó en su casa sola, durante dos días se la pasó vegetando en el sillón viendo todos los programas de televisión viejos que tanto le gustaban, pero que por falta de tiempo nunca podía ver. Mientras disfrutaba del programa «mi bella genio», en el capítulo donde viajaba con su amo, el capitán Nelson, a Hawái. De repente al mirar el mar en la televisión se le vino el recuerdo del tsunami, todo fue tan real, solo que esta vez tomo de su bolsa el inhalador.
De inmediato, desobedeciendo a más de la mitad de su familia, corrió hablar con Alejandra para ver porque le estaba sucediendo estas visiones tan reales.
—Ale, ¿dónde te encuentras? Tengo toda la semana tratando de localizarte y nada, ¿cómo estás?
—Bien, Jully ¿y tú?, me dijeron que habías estado muy grave por mi culpa.
—Si me puse mal, pero tú no fuiste responsable.
—Necesito que me ayudes, no sé lo que me sucede, de repente estoy haciendo o viendo algo y tengo flashazos en los que me veo envuelta por una ola y muero ahogada.
—¿Qué? —Se quedó Alejandra desubicada por el comentario de Julieta.
—En serio, no sé lo que me sucede, no dejo de ver lo mismo.
—Ábreme.
—¿No te entiendo?
—Ábreme.
—¿Qué quieres que te abra Julieta?
—La puerta de tu departamento, tenemos que aclarar muchos asuntos.
Alejandra abrió y una Jully completamente des alineada entró a su casa y la abrazo, lo cual era raro porque siempre estaba presentable en cualquier momento desde pequeña. La mujer que se encontraba frente a ella era todo menos lo que estaba acostumbrada a ver.
—Que bueno que estás aquí. No sabes lo mucho que te extrañé estos días. —Alejandra también abrazó y besó en el cachete a su querida amiga.
—Pues ni tanto, en todos estos días no has intentado contactarme. —Le recrimino Julieta con un puchero en el rostro.
—Me sentía fatal por lo que te sucedió.
—¿Por qué? —Preguntó con cara de interrogación.
—Porque puse en peligro tu vida al realizar la terapia de regresión contigo.
—Por favor Ale, no le sigas el juego a mi familia, creo que todo eso es una estupidez, tú jamás me harías daño, ¿verdad?
—Claro que no.
—Entonces no se diga más, necesito que me ayudes, no sé qué me sucede. Alejandra la hizo pasar a su estudio, que fungía como consultorio, y encendió la cámara y empezó a grabar, con su consentimiento.
Julieta le contó lo que había visto. Al parecer, después de la hipnosis, su canal se abrió y podía recordar con facilidad lo del tsunami, con lujo de detalles.
—¿Qué crees que haya sido? Siento que fue real y que me sucedió a mí, pero no puedo entender cómo pudo haber ocurrido, ya que, si fuera cierto, estaría muerta.
—Mira Jully, quiero que tengas la mente muy abierta en lo que te voy a contar.
—Adelante, dispara amiga.
—La hipnosis por lo general se utiliza para resolver pendientes del subconsciente. Por ejemplo, los problemas de dejar de fumar, o de comer en exceso, o complicaciones clínicas. Muchas de las veces, te topas con pacientes que al realizar la hipnosis regresiva recuerdan vidas pasadas inconclusas, ya que tuvieron muertes trágicas, como esos pacientes no pudieron resolver sus pendientes en esa vida, se quedaron aferrados a ella. Cuando vuelven a nacer, muchas de las veces desarrollan enfermedades crónicas con las cuales reviven una y otra vez la forma en la que murieron. En tu caso fue como me comentas en un tsunami, al ahogarte, desarrollaste la condición de asma, cuando tuviste conciencia y recordaste en el subconsciente tu otra vida. A mi colega Esteban del que te platiqué. Él atendió un militar que lucho en la segunda guerra mundial, proveniente de una isla de Canadá. Descubrieron que murió acribillado a balazos en el pecho, mientras luchaba. Desde muy niño le detectaron que tenía un pequeño soplo en el corazón, al tratarlo por medio de la terapia hipnótica se curó. Así como llegó en su infancia su condición, desapareció con las sesiones. De hecho, Esteban se sometió a hipnosis regresiva con uno de los profesores con mayor experiencia en el área y descubrió que él también tenía una vida pasada inconclusa. Él no sufría de enfermedad crónica, solo de ansiedad.
—La verdad es que me parece un cuento muy descabellado. Pero por alguna razón, en el interior de mi ser, sé que estás en lo cierto, ya que lo que vi, y los flashazos que me llegan de repente, sé que son reales. Yo lo siento así, lo sé, algo dentro de mí me hace pensar que es correcto, que yo lo viví, son mis memorias.
—Quiero que me hipnotices otra vez.
—No creo que sea el momento adecuado.
—¿Por qué dices eso, Alejandra?
—Recuerda lo que te sucedió.
—No por completo, es por eso por lo que necesito el volver a vivirlo para recordarlo.
—No, Jully, no creo que sea prudente.
—Por favor, ahora me sales con eso.
—Mira Jully, la vez que te puse en trance tú no seguiste mis indicaciones, te despertaste sola y ni siquiera me quisiste escuchar y de ahí se desencadenó que tuvieras un paro cardiorrespiratorio, no puedo poner tu vida en riesgo de nuevo.
—Bla, bla, bla. ¿Lo harás o me busco a otro psicólogo que me hipnotice?
—¿Por qué te comportas con esa necedad?
—Porque me faltan respuestas y tú eres la única que me las proporcionaras,al parecer, o bueno, en realidad necesito desbloquear a mi subconsciente, y creo que tú puedes hacerlo.
—¿Me ayudarás o no? Solo te recuerdo que abriste la caja de Pandora, y ahora es justo que me apoyes cerrándola.
—Está bien, lo haré, pero quiero que me permitas que esté aquí Joel, con lo necesario para darte primeros auxilios, si es que necesito algún tipo de ayuda, ¿trato hecho, amiga? —Estiró el pulgar derecho y quedó en espera de finalizar el acuerdo.
—Trato hecho. —Contestó Julieta tomando el dedo de su amiga y cerrando el trato.
—Y ¿cómo para cuando podemos contar con la intervención del doctor papito, ojos verdes?
—A las seis de la tarde, hoy sale temprano, hablaré con él para que nos pueda apoyar con lo necesario.
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Amor Entre el Tiempo.
RomanceSueños, enfermedad, visiones, son las cosas que empiezan a moverte el piso, una sesión de hipnosis te hace descubrir que estás entre dos hombres, debido a tu reencarnación, a cuál elegirías: amor o lujuria.