Iban saliendo del hotel temprano por la mañana cuando el chico del mostrador le comentó que acababa de recibir un paquete para su habitación. Julieta se disgustó, porque lo entregaron demasiado tarde. Estaba justa de tiempo con la cita, por lo que no podía correr al cuarto para ponerse a revisar los videos, antes de encontrarse con Dilan. Le pidió al chico que lo guardara hasta su regreso y salieron hacia su destino en el carro de sitio que las esperaba a las puertas del hotel.
El encuentro sería a las diez de la mañana y Julieta llegó faltando quince minutos antes de la hora. Alejandra la acompañó, aunque se encontraba en la plaza cercana a la iglesia. Según dijo que quería turistear. Estaba segura de que le daba su espacio. Sonó el iPhone indicándole que le había llegado un mensaje. Temió que fuera Dante cancelando su reunión a última hora. Si le hacía eso era capaz de irlo a buscar hasta donde sé encontrara. Después de pasarse toda la noche soñando que era Alizeé y que, hacia el amor. Despertó ansiosa y sus pensamientos no abandonaban la idea de estar con Esteban todo el tiempo. Tomó valor y revisó el mensaje.
—Me alegra que por fin encontraras a Dante. Si conservas alguna duda después de hablar con él, o mantienes la necesidad de que te explique algo que no entiendas te espero en la taberna a la que fuimos con Esteban.
A Julieta se le hizo raro que eligiera ese lugar para que lo buscara. En especial porque la cita se llevaría a cabo por la mañana. Era cierto que hacían comida ahí, más no se imaginaba que abrieran tan temprano. Tenía fe de que el encuentro se desenvolviera de la mejor manera, más de no ser así iría de inmediato para solucionar el asunto de una vez por todas. No pensaba vivir con la angustia que tenía desde que dejó a Esteban. También se le hizo extraño que regresara tan pronto a Canadá, cuando prácticamente apenas se había ido a Europa. Estaba segura de que algo extraño también le pasaba al doctor Erick. Así que no lo dudó más, y decidió ir a verlo si o si después de arreglar las cosas con Dante. Mandó la confirmación de que lo vería en cuanto se desocupara de sus asuntos con Dilan, si es que el muchacho se presentaba en el lugar.
—Gracias doctor Erick, lo veo después de hablar con Dante —contestó el mensaje para que le quedara claro que lo buscaría.
Le hablaron desde la espalda, haciendo brincar a Julieta por la sorpresa.
—Hola, jamás imaginé que serías tú. ¿Eres la novia del doctor Esteban?
—Hola Dilan. Era la novia de Esteban, pero terminamos. Te parece si damos un paseo mientras charlamos, así no estaremos inmóviles frente a la puerta.
—Claro.
Julieta vio a Dilan y era prácticamente un niño, dudaba que fuera mayor de edad. No se explicaba como pretendía el universo que se embarazara de un chico en plena pubertad. Le estrechó la mano con amabilidad, y absolutamente nada raro sucedió al hacerlo. No sintió mariposas, descargas eléctricas, emoción alguna. Dudó que tuviera la conexión, o el amor que tanto la embargaban en sus recuerdos. Era un chico muy guapo, pero parecía un niño. Si hasta era más flaquito, chaparrito y delgadito que ella.
Los dos empezaron a caminar y Dilan la miraba como si estuviera encandilado con su belleza. Mientras que Julieta lo veía aterrada porque no podría tener nada que ver con él. No sentía emoción alguna de tomarlo de la mano.
—¿Te acuerdas de todo lo que vivimos?
—No de todo, aunque si de lo más importante. Solo respecto a lo que tengo que arreglar contigo. En mi última sesión con el doctor no sé qué pasó, pero fue como si me hubiera abierto la puerta de los recuerdos. A lo largo de todos estos días he recordado cosas fundamentales que me hacían falta para encajar en mi vida actual. Eso realmente ha logrado que progrese y pueda vivir mejor con el entendimiento de lo que me pasa.
—Qué bien por ti. De verdad me alegro. Quiero que sepas que te quise mucho cuando estuvimos casados.
—Por eso estoy aquí, morí marcado porque yo también te quise, pero no como tenía que haberlo hecho. Nunca fui sincero contigo. Me ha perseguido eso en la pasada y en esta vida. La vez que viniste a decirme que estabas embarazada y que me dejarías para irte con el maldito pescador.
»Me llené de rabia al escuchar que me amenazaste con contar todo, cuando te dije que no te dejaría partir y mucho menos te daría el divorcio. Continué completamente descolocado al ser consciente que quedaría al descubierto mi amorío con Samy. En ese instante le pedí a Dios que murieras, no quería que les dijeras a mis feligreses que jamás habíamos consumado nuestro matrimonio y que Samy era mi amante.
»Después de que saliste de la casa lloré desesperado. Me di cuenta de que te deseé la muerte junto al bebé que habías engendrado con Allan. Te juro que Salí de la casa muy arrepentido para pedirte perdón. Mi intención era decirte que te daría el divorcio, si los dos se marchaban del pueblo. Iba dispuesto a negociar contigo. En el instante que vi al embravecido mar tratar de cumplir mi deseo.
»Te juro que intente avisarte de lo que se acercaba para terminar con tu vida. No obstante, la ola enorme que se dirigía hacia ti fue más rápida. Mi deseo finalmente se cumplió y eso me hizo sentir aún más culpable de lo que ya era. Me apena decirte esto, pero en ese tiempo era un ser tan bajo, que aproveché tu muerte. Así que le dije a todo el pueblo que mi esposa había fallecido con mi hijo en su vientre. Terminé mi relación con Samy a pesar de que se partió mi corazón, porque de verdad lo amaba.
»Tuve que desdeñar el amor que sentía hacia él para poder seguir manteniendo mi falsa fachada de hombre intachable y recto. Me casé dos meses después con Amy, una joven mujer viuda de un pescador. Esta vez sí cumplí como hombre, tuvimos dos hijos. Aun así, seguía amando a Samy a pesar de que me mantuve fiel y no volví a copular con él. En todas las sesiones que tuve con Esteban, nunca logré recordar mi amor hacia Samy ni lo que era realmente.
»Creo que no se lo dije a nadie. Quizás mi cerebro prejuicioso se negaba aceptar la realidad. Hasta la fecha me encontraba en negación desdeñando a los homosexuales. En este segundo sé por qué no lo podía encarar, tal parece que primero tenía que hablar contigo. El enfrentarte me hace ser consciente de lo que era, de hecho, sigo siendo uno de ellos. Con la diferencia que ya no soy un pastor bautista y en este tiempo en el que vivimos los homosexuales no son satanizados como en aquellas épocas. Apenas la semana pasada terminé con mi novia y le conté a mi familia la persona que realmente soy.
»Me aceptaron por completo como soy. No obstante, ahora siento la necesidad de encontrar a Samy. De verdad lo amo y estoy seguro de que es mi alma gemela. Es solo que desconozco si él me podrá perdonar todo el daño que le hice en nuestra existencia en común. Si te soy sincero no me importa en el empaque en el que se encuentre Samy en esta vida. Solo quiero reencontrarlo, pedir su perdón y esperar que me permita amarlo, sea hombre o mujer.
Julieta estaba feliz y en estado de shock. No podía creer que era libre, ya no le importaba encontrar a Allan. Si lo hacía viviría marcada por no luchar por lo que sentía por Esteban lo cual, si era real. Se percató de que se escudaba en pretextos para no ser feliz con él, pero primero iría con el doctor Erick antes de correr a los brazos del hombre que amaba.
—Me quitas un peso de encima, el saber que no eres el padre de mi bebé. Eso me hace muy feliz. Por otro lado, no creo que tenga nada que perdonarte, el desear la muerte de alguien no te convierte en responsable de que ocurriera. Entiendo que sintieras eso por mí, quieras o no los dos cometimos un error en la otra vida, terminamos uniéndonos a causa de las personas que nos rodeaban, para satisfacer las expectativas de lo que se esperaba de nosotros.
»Debido a eso es normal que obtuviéramos como consecuencia de nuestra unión el fin del matrimonio. Así que te perdono. ¿Si tú me perdonas por los malos esposos que fuimos los dos? Si me disculpas tengo tantas cosas que hacer para reconstruir mi vida actual que no quiero perder ni un solo instante. Tengo una cita con el doctor Erick, me servirá para aclarar algunos cabos sueltos.
—¿De verdad está aquí?
—Sí.
—Te molesta ¿si te acompaño?
—Claro que no, de hecho, me dijo que, si después de hablar contigo tenía dudas, él me ayudaría a resolverlas. Quizás te pueda guiar también a ti. Solo que antes tengo que comunicarme con una amiga para que nos acompañe.
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Amor Entre el Tiempo.
RomanceSueños, enfermedad, visiones, son las cosas que empiezan a moverte el piso, una sesión de hipnosis te hace descubrir que estás entre dos hombres, debido a tu reencarnación, a cuál elegirías: amor o lujuria.