Amor Entre el Tiempo.

27.- El esclarecer no exime de los actos

Julieta llegó a su casa cansada y preocupada por los eventosque no tardaban en desembocarseal explotarla bomba. Aun cuando Ale y Chucho le reiteraron en diferentes ocasiones que no pasaría nada malo. Lo dudaba, ya que la grabación provenía de sus cámaras. Le comentaron que podría alegar que hackearon su sistema de seguridad. Insistió en que protegió muy bien sus huellas, por lo que no serían descubiertos.

Estaba ansiosa. Recibió la tan esperada videollamada de Esteban. Al verlo, su corazón vibró como siempre. Era tan emocionante y tranquilizador el hablar toda la noche con él. Bueno al menos hasta que se quedaban dormidos los dos con la llamada activa. En cierta manera se sentía como una colegiala en su adolescencia. En esa época nunca le pasó eso con nadie. Ni con Roberto, que fue el único novio formal que tuvo. Primero le contó todos los pormenores de su día. Él volvió a insistir que se fuera a Canadá. Al igual que siempre, se negó. No podía correr detrás de él como una descocada. Hacer eso, la haría verse parecida a un avestruz. Tratando de esconder la cabeza en la arena. No podía irse después de que hubiera soltado un ataque mediático en contra de su ex. Eso repercutiría en más personasque tan solo con los protagonistas del video. Esteban aceptó su decisión, pero le insistió que la invitación estaba abierta por si cambiaba de opinión. Le proponía todo el tiempo, que si se acababa el mes y no iba a Canadá. Él Vendría a su encuentro. No paraba de decir que le agradaba hablar con ella. Sin embargo, necesitaba el contacto físico.

Esteban se trataba de contener. No obstante, cada vez estaba más ansioso de conocerla en persona. La verdad es que no le importaba si ella en realidad no era Alizeé. Se sentía total y completamente perdido por su personalidad. La belleza de su rostro. Era una mujer inteligente. Con facciones finas. Su tono tostado la hacía que se viera más exótica. Sus hermosos ojos expresivos, color café, enmarcados por cejasgruesas. Una nariz angulosa y una boca carnosa que le producía ensoñaciones con saborearla encualquier forma posible. Estaba dispuesto a olvidartodo por ella y a su vez hacerla acallar sus fantasmas por él. Agradecía a la vida nuevamente por el giro de acontecimientos que le hicieron coincidir con esa excepcional mujer.

Pasaron dos días en los cuales Julieta se dedicó a tratar de llevar una vida tranquila. Hacia Taichi. Tomaba su medicamento que le ayudaba apoder dormir. Así como el spray con el fin de evitar una recaída en el asma bronquial. Ahora hablaba todo el tiempo en el que Esteban no se encontraba ocupado. También durante el día. Platicaban desde cosas muy simples como el color que les gustaba,platillosfavoritos. No había tema que no tocaran. Le daba la impresión de que estaban contra reloj,tratando de conocerse lo antes posible. La verdad, eso la tenía por las nubes y muy relajada. Ya había levantadola ley de hielo a todos. Esodecía su amigaAlejandraal referirse a su aislamiento. Ahora ya contestaba el teléfono a cualquier persona que se quisiera comunicar con ella. Lo que no contaba, era con la llamada que recibió de un número desconocido.

—Necesito hablar contigo. Me lo debes por el tiempo en que fuimos amigas. Es imperativo quelimpie mi conciencia. Y explicartecomo sucedieron en realidad las cosas.

Conocía perfectamente suvoz, por lo que apretó su celular contra su oído para controlarse.

—Sarah, no tengo ningunaobligación hacia ti.

—Me estás en deuda. Me arrebatastetodamifelicidad. Tienes que oírme. Si me estoy rebajando es a causa de que quiero ser escuchada. No soy una furcia.

—Cuentas con larazón. Te debo mi dicha, porque si no te hubiera encontrado revolcándote con mi prometido infiel, aún estaría en una relación asquerosa.

—Puedo ir a tuapartamento. No quiero que nos vean públicamente, me estoy escondiendo de los medios. —Exigió Sarah altiva.

Julieta dudó. Accedió debido a que de igual forma tenía que ir a recibir a los colaboradores de la beneficencia. Se llevarían como donativo su juego de sala por latarde.