Julieta despertó con ansiedad, ya se le había hecho costumbre desde que inició con la relación de forma más profunda. Así que a lo largo de la semana terminó levantada a causa de pesadillas o fragmentos de recuerdos de Dante. Fue a su pequeña maleta de viaje donde guardaba sus artículos de aseo personal. Se sirvió un vaso de agua agregando las gotas del medicamento que le había dado el doctor con la intención de que pudiera dormir. Volvió a la cama intentando conciliar el sueño. Sabía que estaba postergando lo inevitable, pero le encantaba pasar el tiempo con Esteban. Los dos dejaron de lado el hablar respecto a la búsqueda que anteriormente organizaron con intención de encontrar a Dante. A pesar de que ella se pasaba los días leyendo el diario de Alizeé. Él tenía consultas todo el día, solo en algunas ocasiones descansaba con intenciones de comer con ella.
Julieta imaginaba que eran una pareja de esposos. Entre los dos arreglaban la casa por la mañana. Él hacía de desayunar y ella de comer, por las noches tomaban algo ligero. O en ocasiones salían al pueblo a cenar o beber una copa. Cuando regresaban a casa hacían el amor hasta que se quedaban dormidos. En la mañana antes de desayunar también se enfrascaban en los asuntos amatorios.
Eran equiparables a dos animales salvajes insaciables, los cuales no podían controlar sus instintos carnales, por lo que tenían que estar el uno con él otro constantemente.
Los sueños que se le presentaban con Dante cada noche, provocaban que se le generara un sentimiento de culpa que era más intenso día tras día. Le parecía como si lo estuviera traicionando por vivir con Esteban al sentirse plena y feliz entre sus brazos, sin deseos de buscarlo.
Mientras estaba sumergida en sus pensamientos con los ojos cerrados para tratar de conciliar el sueño, sintió como Esteban se levantaba de la cama sigilosamente. No quiso decir nada para que no le preguntara respecto al porqué no podía dormir, ya que terminaría contándole cosas de las cuales estaba segura de que no quería compartir con él.
Paso una hora y la cantidad de gotas que tomó al parecer no eran las suficientes para generar el tan ansiado descanso. Por lo general no le gustaba suministrarse la cantidad de medicamento total que le indicaron cuando se las recetaron. Debido a que la tumbaban como si fuera una piedra y se despertaba muy tarde. Esa era la razón por la que evitaba que no disfrutara por completo del sexo matutino. La curiosidad le ganó al sueño y finalmente fue tras Esteban para ver si lo convencía de matar el tiempo de una forma más productiva en la cama. Así evitarían que los dos vagaran por la casa sin sueño y ansiosos.
Lo buscó por todas las habitaciones, sin el resultado deseado. No lo hallaba por ningún lado. Cuando se acercó al único lugar que le faltaba inspeccionar, vio que su consultorio se veía cerrado con la luz apagada. Eso la hizo pensar que posiblemente se encontraba en el sillón recostado escuchando algo, ya que se oía el murmullo de la voz de un hombre. Con cuidado abrió la puerta, pero la oficina se encontraba vacía. Al observar mejor el lugar vio que el gran librero que tenía empotrado en la pared estaba movido y se vislumbraba un pequeño reflejo de luz. Al parecer no era un simple mueble, puesto que también hacía la función de una puerta secreta para entrar a otro pequeño cuarto. Como no traía zapatos camino sigilosamente hacia el sitio tratando de no hacer ningún ruido. El pequeño cuarto también estaba un tanto obscuro. Lo vio sentado en una silla en el cuartito secreto. Contemplaba con interés un gran monitor curvo conectado a una laptop, en el cual estaba el video del joven que vio cuando la hizo pasar el doctor Erick a la casa. Recordó que era el muchacho al que le dijo Esteban, que no lo atendería, debido a que tenía la intención de estar con ella todo el periodo que permaneciera en Canadá. Se molestó un poco Julieta, ya que no aplicaba el mismo trato con los otros pacientes, de los cuales no les puso restricciones de tiempo desde que se quedó sola en compañía de él. Salió de su ensimismamiento por los pensamientos que mantenía. Prestó atención a lo que decía el muchacho del video.
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Amor Entre el Tiempo.
RomanceSueños, enfermedad, visiones, son las cosas que empiezan a moverte el piso, una sesión de hipnosis te hace descubrir que estás entre dos hombres, debido a tu reencarnación, a cuál elegirías: amor o lujuria.