Julieta se durmió finalmente y comenzó a soñar que era Alizeé. Se encontraba en su cuarto, sentada de frente a su secreter de caoba. Estaba colocado junto a la ventana abierta. Percibió como la brisa de la playa acariciaba su rostro. Recordó con emoción que cuando escribía en su diario ese era su lugar predilecto para hacerlo, por la paz y tranquilidad que le traía a su alma. Al terminar de redactar sus más íntimos pensamientos, leyó en voz baja, reflexionando en lo escrito.
Estaba emocionada, no dejaba de pensar que era el primer año de su matrimonio. La semana pasada habló con Dante respecto a que quería hacer una cena de aniversario. Puso especial interés en su arreglo personal. Se engalanó con un hermoso vestido blanco que confeccionó para esta ocasión. Sabía que como buena cristiana no tenía que pecar de vanidad ni ostentar cosas caras, pero no lo pudo evitar. Había encargado un royo de la tela más hermosa. Le pidió encarecidamente a su amigo Allan que le hiciera el favor de recogerla en la capital y que no le mencionara nada a su esposo, ya que era una sorpresa. Se la mandaron desde París. La pagó con su dinero, así que no despojó a los feligreses de su diezmo con el fin de poder hacer el hermoso ajuar de aniversario.
Se pintó la cara con esmero, tenía mucho que no lo había hecho. Así que quedo un tanto sorprendida cuando se vio en el espejo de cuerpo completo del ropero. El reflejo que le devolvía era el de una preciosa dama. Descubrió que era una Alizeé antigua, elegante, hermosa y apreciada por todas las personas que la conocían. Eso la hizo percibir confianza en lograr su cometido.
Estaba segura esta vez que su esposo no se negaría a lo del bebé. La verdad es que se sentía tan llena de amor que necesitaba compartir todo con una pequeña personita que formara parte de Dante y de ella. Fue a verificar que el estado de guisado fuera el correcto, ya que se estaba terminando de cocinar. Era la comida favorita de su amado. Revisó que la mesa estuviera perfecta. Amenizó el entorno colocando dos velas con la intención de crear un ambiente romántico. Cora le contó que eso hacía cada que quería que su esposo se comportara cariñoso con ella. Alizeé se puso como la grana al escuchar la charla que tenía Cora con las señoras con las que amistaban. Con tanto tiempo viviendo en el poblado había terminado entendiendo una que otra plática en inglés, más no lo sabía hablar, ni mucho menos escribirlo.
Descubrió que se había quedado dormida sentada en una de las sillas del comedor, mientras esperaba la llegada de su esposo. Se despertó gracias al olor a quemado del estofado. Al parecer por descuido se terminó estropeando la cena. Se molestó debido a que se arruinaron sus planes. Al instante ventilo la casa. Al abrir la puerta descubrió que ya era muy tarde. Lo constató cuando vio el reloj y eran más de las once de la noche. Se preocupó tanto por su esposo que no lo pensó dos veces. Tomó su abrigo y fue a buscarlo hasta la iglesia.
Por el sendero vio a lo lejos que caminaba hacia su casa su amigo Allan, pero ella estaba con tantas emociones a flor de piel que no quería hablar con nadie, ya que tenía que mantener una imagen impecable, como esposa del pastor. En esos momentos no sabía la forma en que reaccionaría, ni lo que terminaría diciendo si entablaba una conversación con él. Llegó hasta la iglesia tiempo después, por el hecho de que tuvo que caminar más para lograr evitar a su amigo. Estaban cerradas las dos hojas enormes de madera que hacían la función de portón.
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Amor Entre el Tiempo.
RomanceSueños, enfermedad, visiones, son las cosas que empiezan a moverte el piso, una sesión de hipnosis te hace descubrir que estás entre dos hombres, debido a tu reencarnación, a cuál elegirías: amor o lujuria.