Julieta se bajó la mascarilla y habló con Ale.
—Valla, qué buena amiga tengo. Estoy en mi lecho de muerte y ella se enreda con mi médico.
Se rio con ganas. Se subió la mascarilla, ya que comenzaba a toser de nuevo por jalar aire por la boca para hablar.
—Corazón recuerda que yo no tengo un novio como el tuyo. Por lo que tú sabes bien que me encuentro a la caza de chicos guapos, preparados y que se vea que mueren por mí. Confía en mí. Hasta el momento Joel llena muy bien el perfil de mi prototipo. —Ale volteo pícaramente hacia ella. Con una sonrisa soñadora. —Pero basta de hablar de mi casi novio. Cuéntame, Jully. ¿Cómo te sientes? ¿Necesitas algo? —Preguntó un tanto preocupada.
—Estoy mejor, gracias. Ahora lo que ocupo es que me ayudes a llamar a la empresa y pedirles a mis vigilantes que no comenten con nadie lo sucedido. Diles que mañana los quiero a partir de las doce del día en mi oficina para hablar con ellos. Por favor.
—Claro, señorita vicepresidente. Recuerde que el día de hoy soy su asistente designada.
Sonrió mientras le alborotaba el pelo a su amiga. Llamó a los guardias con el teléfono de Jully. Los pobres señores al escuchar las órdenes se preocuparon, ya que le habían comentado lo sucedido a su supervisor. Lo que ocasionó que este también fuera citado junto con los dos vigilantes. En cuánto finalizó la llamada, procedió a llenar el cuestionario del doctor papito ojos verdes.
Se terminó la solución del vaporizador. La enfermera se presentó a retirárselo. Ya se encontraba mejor. Solo faltaba que se acabara el suero que tenía en su brazo, para poder marcharse del hospital.
—Préstame mi celular Ale. Llamaré a Roberto. Necesito decirle que no lo veré hoy. Que será una noche de chicas y que no me espere. —Extendió la mano y recibió el aparato para poder realizar la llamada.
—No crees que sería mejor el que le dijeras la verdad. Recuerda que las relaciones tienen que estar fundadas en la confianza.
—Claro. Por eso quieres salir con el doctor papito de los ojos verdes. Desde que lo conociste no le has mentido ni una sola vez. ¿Verdad? —Giró hacia ella con las cejas levantadas. Retando a su amiga a que le debatiera su argumento.
—Opino que la nena está siendo un tanto grosera porque hablé con sinceridad. ¿Eso té incómodo? En cuanto a lo del doctor papito. Te prometo que aclararé la situación con él. Si mentí, fue para poder estar al pendiente de ti.
—Lo siento. Es solo que me molesta que me digas las cosas tan directas. Lo peor de todo es que tengas la razón. Odio tanta atención. Desearía poder ser normal, que la gente de mi alrededor no me mire con lástima cada vez que me hospitalizan. Sabes, cuando era más pequeña deseaba que existiera algún catéter que no se quitara de mi brazo para que no me picaran tanto. Lo siento. No me gusta hablar de esto y lo empiezo hacer. Ves, considero que no equivocaste tu camino en la vida. Eres un excelente psicoanalista. Me abro ante ti como si nada.
Julieta se limpió las lágrimas que descendían por su rostro, ya que no le gustaba mostrarse débil.
—Amiga, no te apenes. Eres humana, con sentimientos y vulnerable. Que yo sepa inmortal, no creo que seas. Al igual que todas las personas que te rodean, su existencia es frágil. Por lo que no tienes que sentirte diferente a los demás. No te preocupes, respecto al acuerdo que hicimos en mi camioneta. Pienso que ha llegado el momento de darte los pormenores de lo que se tratará. Como tu bien sabes me fui a estudiar un máster a Italia de psicología cognitiva en comunicación de la salud. Conocí a un compatriota llamado Esteban. No sabes qué hombre. Solo tenía un defecto, jamás sintió interés en mí. Se encontraba visitando a unos amigos en común. Él también es psicólogo. Tiene treinta y dos años y ya cuenta con un doctorado. El caso es que platicando con él. Me contó respecto a un máster que tomó en España de hipnosis regresiva enfocada en sanar enfermedades crónicas. Cuando profundizó en su explicación de su especialidad y de cómo funciona también para el asma. Pensé en ti. Sé que tú no crees en eso. Sin embargo, estudié ese máster los sábados en España, paralelo a mis materias. Y dado que me debes una. Tú serás el primer paciente al que cure.
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Amor Entre el Tiempo.
RomanceSueños, enfermedad, visiones, son las cosas que empiezan a moverte el piso, una sesión de hipnosis te hace descubrir que estás entre dos hombres, debido a tu reencarnación, a cuál elegirías: amor o lujuria.