Julieta estaba llorando. Se sentía muy mal al leer el último mensaje de Esteban. No entendía como después de todo ahora la estaba chantajeando. Timbro su iPhone y era Alejandra. Contestó de inmediato, ya que esperaba desahogarse.
—Jully ¿estás bien amiga?
—No. ¡Te necesito! Me siento muy mal.
—¿Dime donde te encuentras para ir contigo?
—Estoy en un hotel cerca del aeropuerto en Canadá. No me puedo ir de aquí. Mi prioridad es resolver varios asuntos antes de volver a casa, pero te necesito para poder hacer todos mis pendientes. Tengo que contarte muchas cosas que ni te imaginas. Por favor, ¿di que puedes venir acompañarme?
—Pequeña sabes que cuentas conmigo. En cuanto aplace todas mis citas y encuentre un vuelo disponible, llegaré contigo nena, ¿quieres que hablemos de lo que pasó con Esteban?
—No, ahorita no, cuando pueda contarte todo de frente.
—Te llamo mañana para decirte el día que llego ahí.
Julieta pidió una piza a la habitación, así como una malteada de chocolate. Hubiera preferido pedir helado. Debido a que siempre le pareció el bálsamo perfecto, que por lo general usaba cuando estaba deprimida. Inhaló aire profundo, se daba cuenta de que hasta eso se lo había dañado Esteban. Ahora cuando pensaba en nieve, recordaba que experimento el mejor sexo que tuvo a causa de este.
Por fortuna, en esos momentos ya no lloraba. De cierta forma comenzó a reconfortarse con la idea de que pronto tendría a su amiga a su lado, para ayudarle a sobrellevar sus penas. A pesar de todo, la desesperación la abordaba, en determinados momentos. La llenaba del impulso de ir al encuentro de Esteban. Solo quería que la abrasara y besara. Eso también se debía a que al permanecer a su lado la hacía experimentar que se encontraba muy protegida. Agitó su cabeza como si con eso pudiera borrar esos pensamientos tan descabellados.
Buscó sus gotas para dormir y se dio cuenta de que las había dejado en la casa de Esteban. Necesitaba realizar algo con el fin de evitar continuar pensando en él, debido a que ni la televisión. La música. Ni el estar caminando, la hacía tener paz. Fue a sacar de su mochila lo que había tomado de la oficina pequeña, para ver si pensando en la vida que tuvo cuando fue Alizeé podía hacerla olvidar y dejarse de cuestionar las decisiones que estaba eligiendo como Julieta.
Tomó las cartas de Dante y comenzó a leerlas. Todas le dieron la sensación de aliento y protección, así como de estar enamorada de las palabras que prodigaba Dante. Solo tuvo problemas con la última que le escribió. La leyó tres veces tratando de entender el trasfondo de esta.
La primera vez que lo hizo, se sintió de diversas formas: entusiasmada, enamorada, ilusionada, avergonzada. Solo que la sobrepasaba un sentimiento de pertenencia y paz.
La segunda vez que la leyó trató de ser objetiva, ya que al pesar de que intentaba percibir las cosas como Alizeé. No obstante, su cerebro y la madurez que tenía hasta ese día, al ser Julieta, le hacía ser prejuiciosa, detectando que algo no estaba bien con las emociones que le trasmitía esa carta en especial.
Volvió a leerla por tercera vez para desmenuzarla. Le interesaba captar el mensaje implícito, que al parecer no podía descubrir si se dejaba llevar por sus sentimientos.
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Amor Entre el Tiempo.
RomanceSueños, enfermedad, visiones, son las cosas que empiezan a moverte el piso, una sesión de hipnosis te hace descubrir que estás entre dos hombres, debido a tu reencarnación, a cuál elegirías: amor o lujuria.