Capítulo 7 🖤

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Amara

Lo admito; estoy nerviosa. Y, vamos, se supone que no debo estarlo, o al menos eso llevo tratando de decirme desde que salimos de casa.

— ¿Ya casi llegamos?— Pregunta Alicia desde el asiento de atrás.

No respondo ya que lleva preguntando eso desde que salimos y nos subimos al coche. Está de más decir que Adam tampoco respondió.

— ¿Ya casi llegamos?— Repite.

No hay respuesta.

— ¿Ya casi llegamos?— Vuelve.

Empiezo a tararear una canción y bajo la ventanilla del coche mientras Adam posa su mano en mi muslo.

— ¿¡Ya casi llegamos!?

—Alicia, si no te callas te voy a mandar al coche donde van mamá y papá mientras llegamos al aeropuerto y no dejaré que Amara te ayude.

—Llegaremos en 20 minutos aproximadamente—, aviso a Alicia antes de que vuelva a preguntar—. Puedes dormirte un rato, así todo se hará más rápido.

Y dicho y hecho, Alicia se quedó dormida al cabo de 5 minutos.

— ¿Qué crees que suceda después?— Susurro mirando hacia la nada.

—Conseguiremos un trabajo temporalmente y seguiremos estudiando en la universidad.

— ¿Crees que funcione?— Volteo y lo miro directamente a los ojos.

— ¿Qué cosa?

—Pues... eso, me refiero; de una u otra forma creo que es mejor el apoyo de padres aquí en los Ángeles que en Colombia. ¿O no crees eso?

—Hemos superado cosas peores—. Sigue manejando.

—Adam, estoy hablando en serio.

—Y yo igual. ¿Qué quiere que te responda?

—Siento que me están quedando grande algunas cosas. Y sé que puede parecer estúpido pero...

El teléfono de mi mellizo empieza a sonar por todo el coche. Trato de enfocar mi mirada en el nombre de dicha persona pero no logro ver quién es.

Ignora la llamada y sigue conduciendo.

—Llegamos—. Avisa y abro mi puerta mientras despierto poco a poco a Alicia.

—Tengo sueño—. Bosteza.

—Ujum, pero ya llegamos. Vamos.

Después de insistir 5 minutos más, por fin baja.

—No tenemos todo el tiempo del mundo muchachos—. Regaña mamá.

—Sí señora—. Respondo.

—Estamos justos de tiempo—. Nos avisa papá mientras toma a mamá de la mano y aceleran el paso, quedando mis hermanos y yo atrás.

Los tomo a ambos de la mano para poder seguirles el paso a padres. Segundos después ellos están a punto de irse.

—Bien, supongo que esto es todo—. Mamá no nos mira, solamente se concentra en su billete el cual tiene en su mano.

Papá solo mete sus manos al bolsillo sin saber que hacer o decir.

—Sí, supongo—. Hablo y ellos dan la vuelta para irse, no sin antes de que papá agregue un: "Hasta pronto".

Silencio de nuevo.

No siento a las demás personas, simplemente es como si solo fuera yo.

Empiezo a sentir mi corazón latir un poco más rápido.

Secreto prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora