Amara
Poco a poco empiezo a despertarme debido unas suaves caricias en mi mejilla.
Las caricias provienen de Adam.
—Buenos días, hermanito—. Escondo mi cara en su cuello.
—Ya te he dicho que no me gusta que me digas así. —Reprocha.
— ¿Por qué no, hermanito? —Vuelvo y le digo burlesca. Sé que le molesta, porque aunque que le duela, yo soy mayor que él, (por unos minutos nada más, pero sigo siendo la mayor)
—Te sueles volver algunas veces insoportable, Amara. ¿Ya te lo habían dicho?
—Sí, un mellizo que tengo me lo mantiene recordando—. Le doy una sonrisa y él solo pone sus ojos en blanco simulando estar molesto—. Pero, aun así me amas.
—Eres mi hermana, tengo que hacerlo.
Pongo mi mejor mueca de indignada.
—Dramática.
—Exagerado.
—Niñita.
—"Hermanito".
La puerta se abre de golpe, mostrando a la pequeñina que lo acaba de hacer.
— ¡Buenos días hermanitos! —Alicia llega dando brinquitos hasta subir a la cama de Adam.
Adam solo voltea los ojos y Alicia se ubica a un lado mío.
—Buenos días Alicia—, me da un abrazo. — ¿Cómo amaneció la princesa de la casa?— Le pregunto.
—Muy bien, ¿saben? ¡Soñé con galletitas de vainilla! — Alicia indirectamente le está pidiendo a Adam que le compre de esas galletas, sus galletas favoritas.
—Hermoso sueño—. Se desentiende él.
— ¡Adam! — Reprocha cruzada de brazos nuestra hermana de 7 años.
—Me pides galletas pero ni un abrazo me das, — amo el dramatismo de Adam. — Se nota el favoritismo con Amara.
—Oye, —se queja. — ¡Amara! — Me mira con esos ojitos que es imposible decirle que no.
—Está bien, yo te las compraré, pero solo si prometes que te portaras bien con Adam y conmigo.
—Voy a hacer el intento con Adam—. Me da una sonrisa y puedo ver el diente que le falta. Luce graciosa.
— ¡Alicia, Amara y Adam, llegarán tarde! ¡No quiero tener que lidiar con anotaciones suyas por su maldita pereza!
—Mierda, la universidad.
— ¡Mamá, Adam dijo una mala palabra!
—Cállate y apúrate más bien—, ordena él.
—Pero me compras una chocolatina, ¿Si?
—Sí, ok. Ahora vete de mi habitación Alicia.
—No es justo.
— ¿Qué no es justo?
—Pues... ¡pues porque a Amara nunca la sacas de tu habitación, hasta la invitas a dormir contigo!
-—Porque ella no es insoportable como tú.
—Eso es mentira—, intervengo— ¿Verdad, Adam?
—Como sea, ¿podrías salirte de una vez?
—Mmmm, ahora también me debes unas gomitas—. Sale de la habitación haciendo su pequeño berrinche.
ESTÁS LEYENDO
Secreto prohibido
RomanceAmara Brown siempre ha creído o bueno, se ha tratado de convencer de que su vida es perfecta. A sus 20 años, lo único que piensa es en terminar su carrera universitaria y seguir en su burbuja de: "Tengo una vida perfecta". Pero... ¡Oh sorpresa! Amar...