Amara
— ¿Hola? ¿Sigues viva? — Ni me inmuto ante las preguntas de Dadi. Finjo que sigo dormida—. Si no abres los ojos en este instante, te voy a echar agua encima, Amara Brown.
Abro los ojos de golpe.
—Te parto tu madre Dalila—. Me estiro en el sillón lo más que puedo.
—Alístate, llevas durmiendo toda la tarde.
— ¿Para qué?
— ¿Cómo qué para qué? ¡Quedamos esta mañana para ir a beber algo!
—Ya no quiero, tengo sueño—. Me volteo y siento que me jala logrando que me caiga del sofá—. ¡Dalila! —Reprocho mientras trato de incorporarme.
—Vamos. Yo ya estoy lista, solo quedas tú—. Me jala hasta su habitación.
— ¡Con cuidado, me duele la espalda!
—Quien te manda a dormirte en el sofá más de medio día.
Entro al baño sin escucharla más. Miro mi reflejo y soy un completo asco: Mi cara está toda marcada por el sofá, tengo baba por todo el rostro y mi cabello luce terrible.
Busco mi cepillo, le pongo pasta de dientes y me lavo estos tomándome mi tiempo. Cuando termino me ato mi poco cabello en una coleta y me meto a la ducha. A paso de tortuga me baño, (y si fuera por mí me hubiera quedado más tiempo, pero los reclamos de Dalila no me lo permitieron).
Cuando salgo ella ya tiene listo un vestido para mí.
— ¡Encontré el vestido perfecto para esta noche! — Exclama mientras me lo entrega.
No le doy vueltas al asunto y me lo pongo. Es lindo, muy lindo. Doy un giro admirándome en el espejo:
Es de color azul, es corto, muy corto, apenas y me tapa el culo. Es casi que trasparente el vestido, exceptuando que me tapa el culo, la vagina y las tetas. Dadi me pasa unos tacones blancos de punta.
Me siento diva con este vestido, siento que me luce.
Mi amiga me da una medio planchada por el cabello mientras que yo me pongo un brillo y me hecho rímel.
— ¡Chica, pero qué bien te ves! — Me elogia.
—Te digo lo mismo, Dadi. Te ves de puta madre.
— ¿Lista? — Agarra su cartera—. Hoy será una noche inolvidable.
—Lista, lista—. Afirmo.
Salimos del departamento y abordamos un taxi. Apenas y nos demoramos en llegar al sitio, (cabe aclarar que lo escogió Dalila).
El lugar está para morirse: hay personas bailando, comiéndose la boca, metiéndose mano, personas gritando como locas. Y bueno... se supone que eran unas cuantas copas, por lo tanto aspiraba un sitio más "tranquilo", pero me quedo con esta opción.
— ¡Esta de la madre! ¿¡Qué te parece!? — Dalila me tiene que gritar ya que el ruido es bastante.
— ¡Me gusta, se ve que la vamos a pasar buenísimo!
Siendo sincera, si me pararan a hablar con mi yo de ese entonces, con mi yo de esa fiesta, y me dieran la oportunidad de escoger si dejarla seguir la fiesta, o convencerla de que no hiciera nada por esa noche, estoy segura cual opción escogería.
—Buenas noches. ¿Qué les puedo ofrecer? — Nos sentamos en la barra.
—Tú dale amor, que dije que yo invitaba.
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Secreto prohibido
RomanceAmara Brown siempre ha creído o bueno, se ha tratado de convencer de que su vida es perfecta. A sus 20 años, lo único que piensa es en terminar su carrera universitaria y seguir en su burbuja de: "Tengo una vida perfecta". Pero... ¡Oh sorpresa! Amar...