Capítulo 49🖤

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Amara

―Hermanita... por acá no es la dirección correcta...

―No podemos ir a casa― susurro. Acabo de colgar... incendiaron la mansión, no hay mansión, no hay hombres, mis seres queridos no responden...

Trato de perderlos, aumentando la velocidad, sin embargo, es imposible, están cerca, muy cera y cada vez aparecen muchísimas más camionetas.

¿Qué? ¿Así acabará todo esto?

No, me rehúso a eso. Este no puede ser el fin de mi historia. De nuestra historia.

Piso el acelerador asegurándome de que las niñas estén relativamente bien, con una mano guio el volante y con la otra sostengo firmemente mi arma.

Giro el coche por varias calles, me salen vehículos de cualquier lado y solo conduzco... no es hasta que uno me cierra por delante que me doy cuenta que me han llevado hasta donde han querido.

¡Joder, joder, joder!

Mi hija no para de llorar, aprieto fuertemente el volante. Lo admito, tengo miedo, bastante miedo.

―Sal del coche― uno de los hombres sale del carro y efectivamente mi temor aumenta... trabaja para Adonis.

Lo observo fijamente a través del vidrio del coche. Es un carro blindado, pero no estoy segura de poder hacer mucho. Hay al menos unos 100 hombres aquí.

¿Tantos hombres necesita para atraparme?

― ¡Baja del coche perra o te juro que voy a explotar una maldita granada ya mismo! ¡Baja con esas mocosas!

Cierro mis ojos, unas lágrimas de impotencia se me escapan y respiro profundamente, tratando de no entrar en un ataque de pánico.

Se que la idea mas inteligente es tomar a las niñas y salir como ellos dicen, son demasiados, no puedo con 100 hombres por más capacitada que esté.

Me inclino y tomo a Alyssa en brazos, recuesto su cuerpo contra el mío y la agarro fuertemente.

―No se separen en ningún momento― Alicia asiente, es la más centrada, Eris, aunque está en silencio no puede dejar de llorar.

Uno de esos hombres vuelve a gritar y le quito el seguro al coche.

―Tira esa arma― hago lo que pide y alzo la mano con la que no estoy sosteniendo a mi bebe.

―Está bien... ya, aquí estoy― las niñas bajan y se quedan detrás de mí.

―Trae a las mocosas.

― ¡No! Se quedan conmigo. No iré a ninguna parte sin ellas.

―No eres la jefa de nadie.

―Dile... dile a Adonis que iré con él, pero con ellas. Haré lo que él me pida― lo miro fijamente, tratando de que acceda.

Hace una pequeña llamada y al parecer, Adonis acepta.

―Te está esperando― lo que parece ser una puerta gigante se abre, dejándome ver una casa increíblemente grande que da hacia lo que parece ser un bosque.

Las niñas caminan delante de mí, soy guiada por esos hombres hasta la puerta y me dejan seguir, sola.

Entro lentamente y llego a lo que parece ser la sala. La decoración es idéntica a la antigua casa del mafioso.

―Me ofende que no me hayas invitado a tu baby shower― escuchar la voz de Adonis... eso hace que mi piel se erice. Me giro lentamente, encontrándome cara a cara con él. No ha cambiado mucho, solo que se ha puesto mas fuerte. Es prácticamente como lo vi la última vez.

Secreto prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora