Amara
Voy a mi habitación y escojo lo que me pondré.
—Terminaste rápido—, le comento a Adonis cuando lo siento entrar.
—Las cosas se dejaron para otro día—. Se aproxima a mí— ¿Esto es lo que te pondrás?
—Sí, ¿te gusta?
—No está nada mal.
Se sienta en la cama y yo termino de sacar mi calzado para esta noche.
—Oye—llamo su atención—. ¿Qué piensas hacer con Asteria? — Me acerco sutilmente a él.
—Por ahora nada—, observa cada uno de mis movimientos.
— ¿Y en un futuro? — Me siento encima de él. Logrando que se tense un poco.
—Aun no lo sé.
— ¿Por qué no dejas que viva aquí por un tiempo? Ya sabes, sin que esté encerrada, ni con cadenas—, ya después huiré con ella, no te preocupes.
— ¿A cambio de qué?
—De la felicidad de tu futura esposa—, reparto suavemente besos por su cuello hasta llegar a sus labios.
—Lo pensare. Al final, ¿si vendrá a la cena?
—No le he dicho pero lo más probable es que sí.
—Si tiene suerte conocerá a alguien que guste de ella y no tenga una vida tan mala.
— ¿La venderás?
— ¿Prefieres que sea un burdel antes que a un solo hombre?
—Pues si me lo pones así obvio escojo a un solo hombre—. Jodida mierda.
—Bien, ve y dile. Las quiero listas lo más pronto posible.
Sin más, salgo de la habitación dirigiéndome a donde esta Aster. Toco la puerta y escucho un suave "puedes". Entro y ella nuevamente se tira a mis brazos emocionada.
— ¡Mars!
—Hola—, devuelvo su abrazo.
— ¿Cómo estás?
—Bien, ¿y tú, Aster?
—Bien. Hoy me dieron de desayuno waffles, estaban muy deliciosos.
—Me alegro. Yo venía a hablar contigo.
— ¿Si?
— ¿Quieres venir a una cena? Es esta noche, se anunciará mi compromiso con la bestia.
— ¿De verdad?
—Ujum.
— ¡Claro! Todo por salir por un ratito.
—Solo... no intentes nada Aster, todo a su debido momento—, susurro esto último pero ella parece captar la indirecta.
—Claro que no, no soy tan estúpida—, bromea y me da un codazo.
— ¿Quieres que te preste un vestido?
—Nop, con lo que me diste me armo un súper outfit—, dice sonriendo.
—Está bien. Bueno yo venía a preguntarte eso. Me marcho para empezar a organizarme.
—Vale.
Salgo y me encuentro de nuevo con Ágata.
—Señora Amara, lo siento mucho, no la vi— No respondo y me dirijo a mi habitación.
Entro y Adonis ya no se encuentra, <parece un fantasma>
Entro y me meto en la bañera. Dejo que mi cuerpo se relaje. Me sumerjo completamente y me quedo así unos minutos hasta que mi cuerpo me exige que le llegue aire a mis pulmones y saco la cabeza.
ESTÁS LEYENDO
Secreto prohibido
RomantikAmara Brown siempre ha creído o bueno, se ha tratado de convencer de que su vida es perfecta. A sus 20 años, lo único que piensa es en terminar su carrera universitaria y seguir en su burbuja de: "Tengo una vida perfecta". Pero... ¡Oh sorpresa! Amar...