Amara
—La vista es hermosa—, susurro más para mí que para Adonis una vez estamos volando en el helicóptero.
—Lo es. Es una de las islas más hermosas—, siento que empezamos a descender después de un tiempo— Bienvenida a Mykonos, Amara.
Bajamos del helicóptero. La brisa se siente tan bien.
—Acá será nuestra luna de miel. Pasaremos el fin de semana aquí, para el lunes ya estaremos en casa— Responde como si me leyera la mente.
—Entiendo— Me dejo guiar de él. Entramos al hotel y subimos por un elevador. Adonis marca un piso y empezamos a ascender— ¿Esta es nuestra habitación? — No está nada mal.
Es una hermosa habitación, la cama doble se ve muy cómoda y justo al frente de esta hay un balcón precioso. Hay una pequeña nevera y está otra puerta, deduzco que allí es el baño.
—No traje ropa ni vestido de baño—. Abro el balcón y me asomo, deleitándome con la hermosa vista que me brinda.
—Ya me encargué de eso—, Adonis me encierra con sus brazos, logrando que ambos quedemos muy juntos— Mañana temprano ya estarán aquí tus trajes de baño para estos dos días y todo lo demás.
— ¿Por qué no bajamos? — Me giro quedando frente a Adonis—, se ve buena la música y me imagino que las bebidas estarán deliciosas.
—Tengo otros planes para que pasemos el resto de la noche—, me alza como princesa y suelto un pequeño jadeo por la impresión. Entramos nuevamente a la habitación pero esta vez me deja encima de la cama.
— ¿Gustas una copa de Ouzo?
—Ujum—, me acomodo mejor, quitándome el calzado. Respiro profundo y recibo la bebida que me tiende Adonis. La bebo de golpe sin pensarlo mucho.
—Despacio que te ahogas— Tomo la de él y también me la bebo— Vale, pues Ouzo para ti.
Pone ambas copas en una mesita que hay al lado y sin más previos empieza a quitarse su camisa. Una vez lo hace se aproxima a mí.
Tomo la iniciativa yo y lo atraigo aún más para fundirnos en un beso. Ya iniciamos esto, solo falta que se canse para terminar y ya está.
—Eres jodidamente bella, Amara. Y no sé porque siento que serás mi perdición— Habla entre jadeos.
Me acomodo mejor para dejar a Adonis debajo de mí.
— ¿De verdad te parezco tan guapa? — Empiezo a bajar sus pantalones, dejándolo solo en su ropa interior.
Antes de que pueda responderme, aprieto un poco su miembro, asegurándome de tampoco hacerlo demasiado fuerte.
Sus manos no se quedan quietas. Empieza a acariciarme suavemente con ellas, empezando por mis senos y terminando en mis nalgas. Sus labios buscan los míos, me devora con estos mismos. No es un beso dulce y tierno, pero tampoco llega a ser lo suficientemente brusco como para lastimarme.
Trata de girarme para que él sea el que quede al mando, pero me adelanto y zafo la correa de su pantalón en un abrir y cerrar de ojos.
— ¿Qué estas planeando?
—Quiero un poco de control—, viendo que no se resiste a esa idea, tomo sus manos y las amarro con su propia correa.
Se sienta un poco y quito lentamente su única prenda. Bajo y empiezo a masajear un poco su pene, poniéndolo aún más erecto. Acerco mi boca a este y siento como se estremece un poco. Beso la punta la punta. Ojala pudiera morderlo.
ESTÁS LEYENDO
Secreto prohibido
Lãng mạnAmara Brown siempre ha creído o bueno, se ha tratado de convencer de que su vida es perfecta. A sus 20 años, lo único que piensa es en terminar su carrera universitaria y seguir en su burbuja de: "Tengo una vida perfecta". Pero... ¡Oh sorpresa! Amar...