Capítulo 20 🖤

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Amara

­­­Termino de despedirme de mi hermano y cuelgo la llamada. Me estuvo diciendo que no le importa el trabajo, que me regresara ya. Cambie de tema y le dije que no podía dejar tirado el trabajo a estas alturas.

Respiro profundo, limpio las gotas de sangre que me lograron salpicar hace unos minutos atrás y me miro una última vez en el espejo.

Salgo como si nada hubiera sucedido, como si no hubiera matado a una mujer solo por una simple orden de él.

— ¿Terminaste ya? — Pregunta Adonis una vez me paro al lado de él.

—Ujum.

—Tengo palabra, como ya te lo he dicho— carraspea—. Vamos, tenemos una reunión con los nuevos y contigo.

Pongo mi mejor sonrisa y le doy un corto beso en los labios.

Lo sigo por la mansión y me lleva a una habitación la cual no conozco, y no porque no haya dado un recorrido por la mansión, sino porque cuando la intente abrir tenia llave.

Una vez antes de abrir la puerta, se escuchan murmullos provenientes de adentro. Las manos me sudan y mi corazón empieza a latir más rápido de lo normal. Se supone que todo saldrá bien y regresaré a Los Ángeles, ¿no? Pero...

Las cosas siempre me salen mal a mí.

¿Quería una vida un poco tranquila?

Terminé acostándome con mi mellizo y, ¿lo más jodido? A estas alturas no me arrepiento de nada. Lo extraño, extraño sus besos, extraño sentirlo piel a piel. Y, ¡carajo! Cuando esté de nuevo con el me gustaría repetir lo que hicimos aquella noche.

— ¿Amara?

—No escuché, lo siento—, salgo de mis pensamientos cuando Adonis empieza a abrir la puerta.

—Te preguntaba que si estabas lista.

—Por supuesto—, que no.

Termina de abrir la puerta y me hace una seña para que entre de primera, así lo hago y después entra Adonis. Automáticamente los integrantes que hay se callan. Silencio absoluto.

Hay dos sillas libres, una al lado de la otra. Adonis me guía hacia allí y me siento en una de ellas, segundos después el imita dicha acción.

—Buenos días—, Adonis se acomoda las mangas de su camisa y los 8 integrantes responden lo mismo.

Me quedo en silencio observando todo; en la mesa cada uno tiene una carpeta, incluyéndome. Hay una jarra con agua y un vaso en el centro, la iluminación de la habitación es muy buena.

—Les informo que aparte de nosotros mi esposa estará involucrada en esto desde hoy.

— ¿Involucrada? ¿Nos traerá un café con bizcochos en las juntas? — El más bajito de todos hace el comentario y todos sueltan una carcajada como si fuera lo más gracioso del mundo, todos menos Adonis y yo.

La risa empieza a disminuir cuando ven que a Adonis no le ha causado gracia este comentario.

—Cuida como te diriges a ella— el hombre que se estaba haciendo el chistosito empieza a murmurar un "disculpe".

— ¿Tienen algún otro comentario de burla dirigido hacia mi o ya podemos iniciar esto?

—Podemos iniciar. Disculpe señora Vasileiou—, carraspea algo incómodo al parecer.

Adonis nos indica que abramos los sobres que tenemos y así lo hacemos.

—Empezaremos reclutando mujeres—, ojeo las fotos que hay, no son mujeres, son niñas y adolescentes. No alcanzan ni los 18 años a mi parecer.

Secreto prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora