Capítulo 31🖤

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Amara

― ¿Adam ya se reportó?― Pregunto cuando estamos llegando a la mansión de Damian.

―Si. Justo antes de entrar a la cafetería. Todo bien. Había matado a 5 hombres hasta el momento― Asiento sin decir nada más. La verdad es que el golpe me tiene como tonta, todo me da vueltas.

Llegamos e inmediatamente Damian sale de la mansión hacia nosotras. Con cuidado me bajo del coche.

― ¿Estás bien?― Se aproxima a mi, tocando suavemente mi herida.

―Si, no es nada grave― abro y cierro mis ojos, tratando de enfocar todo mejor.

― ¿Puedes caminar por ti misma?― Toma delicadamente mi brazo. Vaya... ¿Damian Dimitriou, preocupado?

―Ya mejor di que me quieres tener entre tus brazos― bromeo mientras caminamos a la entrada.

―Creeme que el día que te quiera tener en ellos, así será.

―Cuidado, Dimitriou, estás muy seguro de lo que dices, no vaya a ser que te estrelles.

―Nadie se resiste a mi, dulzura― ¡Dios! ¿Por qué tiene que usar esos apodos que me ponen... asi?

―Si Damian, yo también me encuentro bien, gracias por preocuparte― Agata rompe la tensión que empezaba a crearse con su comentario sarcástico.

―No veo que te esté saliendo sangre de alguna parte― dice el. Por cómo se tratan puedo ver que no se llevan nada mal.

―Hieres mis sentimientos― chasquea su lengua mientras se pierde en la mansión.

―Vamos, hay que curar eso― me toma por mi espalda baja, nuevamente hacia su oficina. Mis manos empiezan a sudar por su toque.

―Estoy bien, que no es nada.

―No seas necia mujer― no digo nada ya que no tiene caso ponerme a discutir.

― ¿Tienes delirio de doctor también?― Pregunto por lo bajo cuando toma una caja de un cajón. Me siento y él se arrodilla― Damian Dimitriou arrodillado ante mi, eso es algo de lo cual debo presumir.

Presiona un poco fuerte un pedazo de algodón contra mi herida.

― ¡Auch!― Me quejo― Deja lo hago yo mejor― trato de quitarle de las manos el algodón pero no me deja, termina el trabajo el mismo. Al finalizar pone una pequeña curita en la herida.

Me miro en la pantalla de mi móvil y me burlo en su cara.

― ¿Hello Kitty? ¿Al mafioso más poderoso de Grecia le gusta Hello Kitty?

―Las compro Hayley y si te sigues burlando de mí voy a ponerte contra esa pared y...

―Cuidado con lo que dices Damian, que está un poco lejos de sonar como un castigo si es lo que quieres― Me levanto y él imita su acción. Alzo mi rostro para poder mirarlo mejor.

Nos quedamos así, mirándonos el uno al otro por unos segundos. Segundos que se vuelven eternos. Un cosquilleo se apodera de mi estómago. ¿Por qué tiene que tener ese efecto en mi?

―Quiero que me acompañes esta noche― rompe el cielo.

― ¿A dónde?― Me sorprendo cuando mi voz me falla un poco.

―A un casino. Tengo que verme con un socio y hablar algunas cosas.

― ¿Quieres que haga de tu guardaespalda?

― ¿Qué tal si me acompañas como algo más?― Posa lentamente su mano en cintura, pero su agarre es firme. Me atrae a él, como si fuera posible estar más cerca.

Secreto prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora