Capítulo 6

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Frente a Melisa y Alejandro se encontraba un piano que, en lugar de las habituales 7 octavas, parecía extenderse por 7 decenas.

Cada bloque estaba formado por 10 teclas blancas y 7 teclas negras.

—Olvídalo. —Rompió el hielo Alejandro tras un silencio de varios minutos. —No seré capaz de tocar la invención en este instrumento.

—Estamos en otro universo... —Melisa parecía desorientada.

—Así es, uno bastante peculiar, pero ¿no te parece interesante?

Melisa escaneó la habitación con la mirada. —Para ser honesta, estoy asustada, y sea lo que sea que hayas hecho, deberíamos intentar volver a casa.

Alejandro miró a su amiga con preocupación. —Pero... tu examen.

—No sé si valga la pena estar atrapada aquí.

Alejandro posó su mano en el hombro de su amiga. —No estamos atrapados, tranquila.

—¿Y qué pasa con lo que me dijiste?. —Preguntó preocupada. —Sobre la llave de enfoque y que "nuestro barco" no tiene capitán.

—Para ser sincero, no tengo ni la más mínima idea de qué pasó para que estemos así, pero esto podría no ser un error, podría ser una señal de que íbamos por buen camino. —Habló con optimismo, a pesar de que todavía no estaba seguro si ocultar ciertas cosas era lo correcto. —Quizás esto solo sea el resultado de interrumpir abruptamente el ritual, pero estoy seguro, viéndote ahora, de que si lo intentamos de nuevo, tendrás éxito. Antes de que te des cuenta, estaremos de vuelta en nuestro universo.

Melisa reflexionó sobre las palabras de su amigo.

Miró el examen en su cama y se centró en el gran 5 que destacaba en él.

La chica recordó que ya había visualizado todo lo que haría después de terminar el técnico, y no solo eso, también se lo había contado a sus padres.

¿Cómo podría explicarles que todo eso cambiaría debido a una materia que no aportaba a su habilidad en el piano?

No estaba menospreciando la importancia de Introducción, simplemente pensaba que podía retomarla en otro momento.

—¿Será rápido, verdad?.

Alejandro, recordando que esto dependía de muchas circunstancias, decidió omitirlo y confiar en que las cosas funcionarían como esperaban.

—Por supuesto.

Melisa suspiró. —Está bien... Pero esta vez, sin interrupciones.

—Lo prometo, no te interrumpiré. —Su expresión reflejaba culpabilidad.

—Entonces, hagámoslo.

Alejandro sonrió aliviado y asintió.

Ambos se prepararon para el ritual, siguiendo los pasos y las posiciones que habían usado anteriormente. Sin embargo, antes de comenzar a Melisa le surgió una duda.

—La libreta... ¿podría ser usada como llave de enfoque?

Alejandro no lo había considerado.

—Eso es cierto... La maldita libreta.

—¿Significa que no funciona?

Alejandro empezó a reflexionar. —Usar esta libreta nos llevaría al universo equivocado. —Aclaró.

—Entonces, ¿qué hacemos?

Alejandro se tomó un tiempo antes de responder.

—Yo seré tu llave de enfoque.

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