—¡No puedo creer que Bruno Hernández esté en la Facultad! —exclamó Addi emocionada. —Es un honor.
—Olvidé que en este universo te llamabas Bruno —mencionó Meli.
Alejandro entrecerró los ojos y dirigió su mirada a la Maestra violinista.
—¡Hola, Addi! —se acercó torpemente y la abrazó. —¿Q-qué haces aquí?
—¿Me conoces? —correspondió emocionada el abrazo, tratando de ignorar el estado en el que se encontraba.
—Por sup...
—Él era el Alejandro que estaba buscando, Addi. En nuestro universo somos amigos, por eso te conoce.
Alejandro se alejó de la chica. —Lo que dijo Meli, por dos. —rió el chico.
—No sabía que tu segundo nombre era Alejandro.
—No es así. En nuestro universo, él se llama Alejandro. —corrigió Meli, tratando de pensar en cómo iba a salir de esta situación.
—Espera... O sea... ¿Que su conciencia también es de otro universo? —preguntó Addi una vez cayó en cuenta.
Melisa solo asintió.
—L-los rumores s-son ciertos, Addi... Soy la variante del Bruno. —rió Alejandro. —N-no se habla de Bruno, no, no, no.
—A ver, Bruno. —interrumpió fastidiada la pianista. —¿Cómo fue que te pusiste así en primera instancia? —preguntó Melisa preocupada por la situación.
Alejandro lo pensó. —B-bueno... Yo no me puse así... La culpa es de mi papá, n-no sé en qué estaba pensando al p-ponerme ese nombre...
Melisa negó. —¡Hablo de estar ebrio!
—Ahhh... E-en realidad fue a-algo muy... Inesperado. —admitió el chico.
Una vez Alejandro llegó a la estación más cercana a la Facultad De Artes llamada Barrio Del Artista, miró a quienes lo habían ayudado a llegar.
—Bueno... Fue un placer conocerlos en este universo, yo tengo que irme.
—Okey... Pero, el Mc'carthys está de paso. —informó Emiliano.
—Sí, ¿Por qué no nos acompañas con una chela? —preguntó Arturo.
—Pues... la idea no es mala, pero no estoy aquí por gusto, se podría decir que tengo una misión que completar. —explicó Alejandro.
—¡Vamos!, es solo una. Pregúntate, ¿qué haría Bruno en tu universo en esta situación? —animó Emiliano.
Alejandro lo pensó. —Bueno, en mi universo me llamo Alejandro... Y sin duda aceptaría esa chela.
—Ahí está, solo será 1, después te marchas y ya está.
La oferta era muy tentadora. Si bien tenía que estar comprometido con la misión, él se conocía, sabía muy bien que una cerveza no lo embriagaría y no sabía decirle que no al combo cerveza/amigos.
—Está bien, pero solamente será 1. —condicionó Alejandro.
Enigma celebró mientras juntos bajaban en la misma estación.
—Y-y luego, me tomé una bien tranqui, p-pero resulta que me tomé una cerveza que está hecha para que se te suba rápido y pues... ¡Bueno!, terminé a-así. —concluyó Alejandro.
—Aja... ¿¡Y por cuánto tiempo vas a estar así!? —preguntó Melisa alterada.
El chico solo alzó los hombros en señal de que no tenía la más mínima idea.
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La Elección De Amelis
Ciencia FicciónEn la aparentemente tranquila Facultad de Artes, Una estudiante llamada Melisa, se encuentra desesperada por el inminente examen de Introducción a la Música. Cuando Melisa, enfocada en su estudio de piano, se enfrenta a la posibilidad de reprobar, A...