Capítulo 30

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—Este es el tercer universo en el que tengo que intervenir. Ni siquiera una variante de Universos de tipo D me había significado un problema; he ahí el por qué me contrataron a mí... Pero han tenido la suficiente fortuna como para que situaciones o personas propias de las realidades interfieran con mi misión. Así que, esta vez, me aseguré de que no pudieran tener ningún tipo de ayuda. —Dijo CV-VZ47, confiado en su plan. —Ustedes no me pueden hacer frente, y de verdad que no quieren intentarlo, así que... Les daré la oportunidad de que vengan por su propia voluntad y se entreguen.

—¿Tú eres quien intentó secuestrar a Melisa en el Universo 4756?. —Preguntó Alejandro

CV-VZ47 asintió.

—¿Y si no queremos entregarnos? —El chico se puso frente a Melisa.

—Entonces tendrá que ser a la fuerza.

Alejandro volteó hacia los dos lados para ver si podía cubrirse con algo.

Lo único que encontró fue el mapa de las estaciones de la línea 23 y observó que la próxima estación estaba a 3 minutos, así que lo único que podía hacer era ganar tiempo.

—Espera. —Pidió Alejandro. —Si nos entregas con Morvanna, tu universo morirá.

CV-VZ47 rió. —Habla por ti, Alejandro 3655, yo no vivo en un universo.

—¿Ah no?...

El contador marcó 2 minutos. Un intercomunicador grabado habló.

—Próxima Estación, Panteón Municipal.

—No... Puta madre. —Pensó Alejandro, pues había olvidado los avisos.

—Bueno, me acercaré y están advertidos, si no me dejan llevarlos, no me contendré. —CV-VZ47 comenzó a avanzar.

Por cada paso del cazador, Melisa y Alejandro retrocedían uno hasta que ya no pudieron alejarse más.

—Melisa, tenemos que despertar. —Dijo el chico desesperado al ser la única alternativa que se le ocurrió.

—Pero, el dispositivo...

—No podemos dejar que nos lleve. —Alejandro no le quitaba la mirada de encima al cazador.

La situación no pintaba para nada bien; la indecisión estaba a punto de paralizar a Alejandro y a Melisa, de no ser por el pequeño destello que el chico vio desde su lado izquierdo por el rabillo de sus ojos.

Alejandro frunció el ceño y se asomó un poco más, pues una luz parecía ir hacia ellos.

La atención distrajo a CV-VZ47, que en cuanto volteó hacia donde Alejandro estaba mirando, gruñó llena de ira. —¡Ahora qué!

Alejandro entonces identificó lo que era. —¡MELISA, AL SUELO! —Gritó mientras se agachaba.

Un misil había impactado la unidad a unos 30 metros de altura, partiéndola en varios pedazos.

CV-VZ47, suspendida en el aire gracias a sus propulsores y con una herramienta de congelación llamada Criofénix, surgió de su brazo con una luz azul intensa.

Un rayo helado se deslizó por el aire, envolviendo a Melisa y Alejandro, deteniendo su caída libre mientras podían ver la ciudad debajo de ellos.

—¿¡Melisa, estás bien!? —Gritó Alejandro preocupado.

—¡S-sí! —Respondió la chica con vértigo cuando bajó la mirada, después regresó la vista hacia el cazador.

CV-VZ47 apretó un botón en su panel que empezó a ejercer una fuerza magnética, atrayendo a Melisa y Alejandro.

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