Capítulo 25

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La sala vibraba con la tensión mientras Alejandro señalaba a la Capitana Astraea y al Agente Arden con una pregunta contundente.

—Y entonces... ¿Cuál es la razón por la que ellos no pueden ir y por eso nosotros tenemos que ayudarlos? —inquirió, escrutando las expresiones en sus rostros.

La respuesta llegó de la voz de Aelurus, que se movía con la seguridad de quien conoce las reglas del juego cósmico.

—Porque, al Morvanna estár a punto de devorar ese universo, ya puede detectarnos. Eso solo aceleraría su proceso, reduciendo el tiempo y aumentando la probabilidad de fracaso —explicó Aelurus.

Lithara, con su voz que a pesar de la intranquilidad inspiraba comodidad y paz, trató de simplificar la tarea que se les encomendaba. —Chicos, es algo muy sencillo, tomar el dispositivo y regresar —motivó, como una guía en medio de la tormenta.

Alejandro, mirando a Melisa con determinación, trató de infundir confianza.

—Meli, creo que sí pudimos encontrar las respuestas de tu examen, podemos con esto.

La pianista, con la mirada baja, expresó su temor. —No quiero que nada de lo que vimos le pase a nuestro universo.

—¿Eso es un sí? —insistió Alejandro.

Melisa asintió con reservas.

—Pero que sea rápido, es muy estresante estar navegando entre universos sin tener la certeza de que regresarás a casa.

—Descuida, Melisa 3655, eso está controlado y lo explicaremos más adelante —intervino Aelurus.

Alejandro planteó una preocupación válida. —¿Y qué hay de los agujeros temporales? ¿No los causaremos al estar ahí? —Cuestiono, consciente de las complejidades del viaje interdimensional.

—Es un universo que tiene contados los días, Alejandro 3655. No importan las interacciones que hagan, puedes hacer y deshacer —aseguró Aelurus.

Alejandro se encogió de hombros, aceptando la realidad que se avecinaba. —Bueno —murmuró para sí mismo.

Melisa, ansiosa, planteó la pregunta crucial. —Entonces, ¿cuándo haremos la misión?

—Ya mismo —informó Aelurus, sumiendo a Melisa en la sorpresa y la protesta.

—¿¡Cómo!? —exclamó Melisa—. Pero mañana tenemos clase... Alejandro y yo...

—Las equivalencias temporales están de tu lado, Melisa. Tres días en el universo 2421 son cinco minutos en el tuyo. Asi que no tienes por qué preocuparte.

—Ah... Bueno, en ese caso, solo esperamos órdenes, supongo —dijo Melisa, nerviosa ante la idea de otro salto Inter universal.

—Más bien, pequeñas instrucciones —intervino el Agente Arden, acercándose a la pantalla táctil—. Miren, en unos minutos abriremos un portal. Cuando lo crucen, el portal enviará sus conciencias a sus variantes del Universo 2421. En este universo, tú, Alejandro, te llamas Bruno.

Melisa lo miró sorprendida, con una leve sonrisa en los labios.

Alejandro devolvió la mirada y suspiró.

—Sabía que en algún universo me llamaría así —confesó.

—Tú, Melisa, seguirás siendo Melisa, pero estarás en la Facultad de Artes dirigiendo una composición original debido al festejo de los 100 años de inauguración. Lo más fácil sería que Bruno, que está en su casa preparándose para ir a la editorial porque es escritor, te busque en la Facultad de Artes. Después, se dirigirán a la torre más alta de toda la ciudad de Puebla, donde se encuentra Corporaciones Oxxo, el centro industrial de investigación y laboratorio más importante del país. Ahí es donde buscarán el dispositivo, lo tomarán y regresarán aquí.

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