Bajo la atenta mirada de Melisa, Alejandro se halló en medio de una confusión que lo había arrastrado a un rincón desconocido de la realidad. Era como si las piezas de un rompecabezas cósmico se hubieran alineado para llevarlos a un lugar y momento precisos.
Después de destensar el ambiente y ocultar su desconcierto, Alejandro y Melisa empezaron a vislumbrar, aunque vagamente, el cuadro completo de la situación.
El profesor, en una ironía del destino, estaba evaluando exámenes finales. Para sorpresa de ambos, los exámenes que sus versiones alternativas habían contestado eran de una materia inusual para ser evaluada por escrito: canto. Si alguna vez existió un examen que desafiara la lógica, definitivamente este era uno.
Mientras la clase continuaba, Alejandro evitó cualquier interacción con Ariel, en tanto que Melisa se dedicó a una búsqueda frenética en su mochila, en busca del escurridizo examen de Introducción. Pero su paradero se resistía a ser descubierto.
Finalmente, cuando el profesor Aaron se despidió de la clase, Alejandro cruzó rápidamente el aula hacia Melisa. —¿Encontraste el examen?. —susurró con urgencia expresada en sus ojos.
—No. —respondió Melisa. —¿Y si lo dejé en casa?
—Podría valer la pena ir a buscarlo.
Adi, de buen oído, captó fragmentos de la conversación. —¿De qué examen están hablando, Melisa?
Ella buscó la aprobación de Alejandro con una mirada. Con un asentimiento ansioso, él dio su consentimiento silencioso.
—Es el examen de Introducción a la Música —dijo finalmente Melisa, enfrentando la mirada inquisitiva de Adi.
La atención de Adi se desplazó entre ellos, y luego una conexión de datos surgió en su mente. —¿El mismo que Lupita tomó prestado hace 2 semanas para comparar respuestas equivocadas?
Alejandro y Melisa intercambiaron miradas cargadas de esperanza, y sus ojos buscaron a Lupita en la habitación, pero en vano.
—¿Dónde está? —preguntó Alejandro, notando de repente su ausencia.
—Aún no ha pasado sus 3 semanas de incapacidad. —intervino Raúl, uniéndose a la conversación.
—¿Incapacidad? —Melisa guardó sus útiles en su mochila.
—Sí, por su accidente —respondió Adi. —Chicos, ¿se encuentran bien?
La noticia cayó sobre Alejandro y Melisa como un peso. —¿Fue un accidente grave? —casi no podían asimilarlo.
Adi miró a Valeria, dando paso a su respuesta. —No tenemos todos los detalles. Le dieron tres semanas de reposo y está en proceso de recuperación. Estén tranquilos.
La respuesta actuó como bálsamo en las preocupaciones de los dos pianistas. Aunque no fuera la misma Lupita a la que estaban acostumbrados, no podían evitar sentir un afecto genuino por ella.
Y si bien, fue un respiro para ellos, surgía un nuevo desafío.
—Melisa —intervino Alejandro. —No creo que podamos quedarnos aquí durante una semana hasta que Lupita regrese.
—¿Eso significa que valió? —Melisa preguntó con cierta resignación.
—No —negó Alejandro con firmeza. —Significa que tendremos que visitarla, pero el problema es que creo que vive hasta Cholula.
—¿Quién? —Valeria, aún en la conversación, buscó claridad.
—Lupita —respondió Alejandro, frunciendo el ceño mientras consideraba su próximo plan.
ESTÁS LEYENDO
La Elección De Amelis
Science FictionEn la aparentemente tranquila Facultad de Artes, Una estudiante llamada Melisa, se encuentra desesperada por el inminente examen de Introducción a la Música. Cuando Melisa, enfocada en su estudio de piano, se enfrenta a la posibilidad de reprobar, A...