Capítulo 45

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En un abrir y cerrar de ojos, Melisa sacudió la cabeza.

Se sentía un tanto aturdida y con dolor en las rodillas.

—¿Qué ha pasado? —se preguntó a sí misma.

Marisa la levantó de un tirón mientras Cazadora Addi le gritaba algo, aunque la pianista no lograba entenderla del todo hasta que recuperó completamente sus sentidos.

—¡TENEMOS QUE SALIR DE AQUÍ! —gritó al mismo tiempo que Marisa ponía en marcha su motocicleta desplegable.

Gracias a que la líder revolucionaria no había sido atrapada, se infiltró sigilosamente hasta que encontró la desafortunada situación.

Sin pensarlo dos veces y sin opciones, Marisa agarró una especie de varilla, producto de los escombros del lugar, y la lanzó hacia Marianna, atravesándole el cuello.

Esto provocó la liberación de Melisa y todos los presentes en el lugar.

—¡Melisa! —Alejandro corrió hacia ella. —Activa la pulsera, necesitamos llegar al portal.

—Pero el cogniespectro.

—¡Aquí lo tengo!

Melisa apretó rápidamente el botón de su pulsera, desplegando un mapa en un punto específico de ubicación.

—¿Dónde es esto? —preguntó la pianista, desorientada.

—Los fuertes. —Marisa ubicó rápidamente.

Marianna siguió expulsando humo negro más rápidamente.

—¡Santana! Qué gusto verte. —Alfredo saludó estrechándole la mano.

La mujer le devolvió el saludo.

Después de eso y en segundos, el vapor se dispersó con la intensidad de una explosión.

Cazadora Addi tomó rápidamente a Alejandro, mientras que Cazador Uriel agarró a Melisa. Activaron sus propulsores y salieron a toda velocidad de la torre, mientras Marisa los perseguía, observando de reojo cómo Héctor, Asaf y todos los científicos, junto con los soldados en el lugar, eran consumidos por el humo, dejando sombras temporales de sus siluetas.

La Torre Oxxo dejó de existir en 20 segundos, evaporando todo a su paso a un ritmo que nadie tenía tiempo de comprender.

Los chicos llegaron al lugar al que la pulsera de Melisa los había guiado y, en cuanto pisaron tierra, el portal se manifestó frente a ellos en forma de estrella.

Marisa se quitó el casco, dirigió la mirada hacia la torre y negó incrédula al ver cómo todo era evaporado a su paso. —¿Qué está pasando?

—Marisa. —La llamó la pianista. —Ven, entra al portal con nosotros.

Pero la líder revolucionaria apenas pudo prestar atención.

—Marisa. —Esta vez fue Cazadora Addi quien la llamó. —Tu universo está siendo drenado por una entidad multiversal, si no entras, desaparecerás.

La tierra comenzó a temblar ligeramente. —Así que... Este es el fin del mundo —dijo con una voz extrañamente tranquila.

—Amigos, tenemos que entrar al portal ahora —sentenció Cazador Uriel.

—Marisa, entra —suplicó Melisa angustiada.

Marisa se volvió para mirarla a los ojos. —Meli... Un capitán siempre se hunde con su barco.

La pianista negó con tristeza.

—Vénganos a todos. —de la tierra, agrietada por los temblores, una extensión del humo alcanzó a Marisa, evaporándola en segundos.

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