Capítulo 10

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Melisa seguía tratando de deducir en dónde se encontraba hasta que una mano amiga tocó su hombro.

La chica asustada se giró de inmediato.

—¿Estás bien? —Preguntó Adi, sobresaltada por la reacción de su amiga.

—¿Adi? —Melisa preguntó nerviosa. —¿¡Dónde estamos!?

—¿Eh... en el salón? —titubeó Adi.

—¿¡Qué salón!?

—Bien. —Adi se levantó con cierta preocupación y se dirigió al escritorio de la profesora.

Desde la distancia, la pianista observaba cómo su amiga, un poco más alta, con el cabello suelto y algo rizado, platicaba con la profesora, quien en algún momento asintió.

Adi regresó junto a Meli y la tomó del brazo. —Ven, Meli, vamos a tomar un poco de aire.

Melisa se levantó intranquila, pero poco a poco su ansiedad se calmaba.

Sin duda, la presencia de Adi ayudaba, al igual que los exuberantes árboles y áreas verdes del lugar.

—¿Tienes uno de tus ataques de ansiedad, Meli? —Preguntó su amiga, cada vez más preocupada.

—No lo sé.

Adi y Meli se sentaron cerca de un árbol, no muy lejos del salón del que habían salido.

—¿Dónde está Alejandro?

—¿Quién es él? —Preguntó Adi.

—¡Nuestro amigo! El pianista. —Meli trató de describir a Alejandro.

—Entiendo... Creo que te bajó el azúcar, espera un momento. —Adi sacó su teléfono y marcó un número. —¿Sí? ¿Dónde estás?... ¿Podrías traerle una Hero a Melisa? Creo que le bajó el azúcar... Estamos frente al edificio norte 2... Vale, aquí te esperamos.

Mientras su amiga hablaba por teléfono, Meli prestaba más atención al lugar en el que se encontraban.

¿Por qué no estaba en su casa? ¿Por qué no estaba con Alejandro? ¿Cuándo se le había ondulado el cabello a Adi?

Finalmente, Melisa reconoció (o al menos eso creía) algo frente a ella.

El auditorio del Complejo Cultural Universitario de la BUAP.

Cerca de ahí, debería haber un monumento de color rojo, pero lo veía de color azul

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Cerca de ahí, debería haber un monumento de color rojo, pero lo veía de color azul.

Entendió lo que estaba ocurriendo.

—Adi, ¡creo que ya sé lo que está pasando!

—¡Melisa!

La chica recibió un abrazo que la sacó de sus pensamientos. —¿Te sientes bien? ¿Quieres ir a la enfermería? ¡Toma! —Le ofreció lo que parecía ser una lata de refresco.

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