Capítulo 33

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En el universo 2421, el ocaso pintaba el horizonte mientras CV-VZ47 y CV-QW32 se deslizaban hacia un estrecho callejón formado por dos imponentes edificios, situados a una corta distancia de la majestuosa Torre Oxxo.

Tan pronto como aterrizaron, Melisa y Alejandro se aproximaron.

—¿No te asustó ir así, sin más, volando por los cielos? —preguntó Alejandro con un ligero temblor tras el viaje.

—Al principio sí, un poco, pero después me acostumbré —respondió Melisa.

—¿Y tú? ¿Tuviste miedo? —inquirió Cazadora Addi, burlonamente.

—Es que...

—Por supuesto que sí —interrumpió Cazador Uriel, sonriendo—. Nunca antes alguien se había aferrado tanto a mis brazos. Aunque quizás...

—¡No, no es cierto! —se apresuró a decir Alejandro, acercándose y riendo nerviosamente—. ¿Cómo no voy a tener miedo si fuiste la persona que me entregó a la Orden? ¡Me lanzaste un misil! ¿Cuál "tal vez"? ¿Cuál "tal vez"?

—Silencio, no hagan demasiado ruido —advirtió Cazadora Addi, realizando un análisis del perímetro con su panel para asegurarse de que nadie los estaba espiando.

—Entonces... entramos, buscamos, tomamos el dispositivo, nos vamos y... hecho, ¿no? —habló Melisa en voz baja.

—En muy resumidas cuentas —cruzó sus brazos Cazador Uriel—. VZ47, ¿crees poder elaborar un mapa tridimensional del museo?

—Eso dependerá de cuántas fotos pueda conseguir. Espera un momento —Addi comenzó una búsqueda rápida relacionada con el museo de la Torre Oxxo, incluyendo fotos públicas y privadas del lugar.

Melisa y Alejandro observaban con asombro la destreza con la que Cazadora Addi manejaba su panel en menos de un minuto.

—Listo, tengo un mapa con un 80% de exactitud —informó, proyectándolo para que todos lo vieran.

—¡Wow! Es como si fuera Street View... pero mucho mejor —expresó Alejandro.

—¿Saben cómo es el dichoso dispositivo, cierto? —preguntó Cazadora Addi con preocupación.

Melisa y Alejandro asintieron. —Es como una especie de...

—Identifíquenlo ustedes —interrumpió Addi, comenzando un recorrido virtual por todo el museo.

Los chicos estuvieron atentos a cada rincón visible.

Después de revisar el primer piso sin éxito, se dirigieron rápidamente al segundo. Fue allí donde Alejandro notó algo.

—Espera... ahí —señaló.

Cazadora Addi hizo zoom hacia donde el chico le había indicado.

—Ese óvalo —dijo Alejandro.

—¡Es ese! —Melisa lo reconoció.

Cazadora Addi encapsuló el objeto con su mano y seleccionó una opción que facilitaba la búsqueda de información general.

—CogniEspectro —llamó Cazadora Addi cuando la información comenzó a revelarse—. Está en la mitad de la exposición del segundo piso. El recorrido guiado completo dura unos 40 minutos y tiene un costo de 2000 pesos mexicanos.

—A la verga, ¿pues vuela o qué? —exclamó Alejandro al escuchar, a su parecer, el exagerado precio.

—8000 por los cuatro —calculó Melisa.

—¿Ustedes podrían prestarnos? —preguntó Cazador Uriel, bromeando.

—Bueno, yo tengo tres tarjetas; sé que la azul es del metrobus, las otras deberían ser mi identificación y mi tarjeta de débito, pero no sé cuánto tenga —informó Alejandro.

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