Las palabras de su amigo resonaban en la mente de Melisa mientras contemplaba la majestuosidad de la facultad, algo que apenas podía creer. La sensación se asemejaba a un sueño, pero eso era lo que menos importaba en ese momento.
Su mente no estaba preparada para aceptar una realidad tan distinta de la que conocía. Todo, absolutamente todo, parecía meticulosamente diseñado, con adornos que desafiaban lo convencional y acabados que rozaban lo increíble. Aquella pintura, con su esencia dorada, parecía ser el oro mismo plasmado en las paredes, pero eso no sugería que su universidad original fuera descuidada, simplemente, esta versión era un paso más allá que la dejaba sin palabras.
Una sonrisa iluminó el rostro de Melisa al descubrir la ubicación del salón. Alejandro había tenido razón. "Será como estar en nuestro propio universo", recordó una vez más mientras cruzaba la entrada de la sala.
Con asombro, la joven observó a sus compañeros de clase. Valeria, Alain y Héctor ocupaban los primeros lugares. Al fondo, vislumbró a Raúl, y las bancas parecían reservadas por las mochilas de Alejandro y Lay. A su izquierda, se encontraban Angel, Adi, una banca acompañada de una mochila, y luego, sentados, Uriel y Asaf.
El profesor Aaron, enfrascado en su laptop, apenas parecía percatarse de la expectación de la sala. Melisa seguía maravillada. Era inexplicable, pero todos sus compañeros lucían rejuvenecidos. A excepción de Lupita, Valeria y Raúl, quienes compartían su misma edad, los demás parecían irradiar juventud, como si el tiempo hubiera hecho retroceder sus años.
—¡Oh, Meli! —la voz de Angel la sacó de sus pensamientos—. ¿Dónde está Alejandro?
La mente de Melisa quedó momentáneamente en blanco.
—¿A-Alejandro?
—Sí... ¿No fueron juntos a buscar los exámenes del semestre pasado al archivo muerto?
—¡Los exámenes! ¡Claro! —recordó Melisa su misión—. Sí, él está buscando allí mientras yo trato de encontrar algo rápidamente.
—¿Qué estás buscando, Meli? —preguntó Adi con curiosidad.
—A-algo sin importancia —respondió Melisa, manteniendo en mente las advertencias de Alejandro sobre las paradojas temporales.
—Pero... —Angel iba a continuar antes de ser interrumpido por el profesor.
—Por lo que veo, una de sus compañeras ha regresado del favor que le solicité.
El silencio llenó la sala mientras Melisa, con un ligero júbilo interno, encontró finalmente lo que buscaba.
El profesor se cruzó de brazos, su mirada desafiante—. ¿No escuchó mi llamado?
Melisa abrió el folder, topándose con partituras de piezas que reconocía, aunque eso no era precisamente lo que buscaba.
—Meli... —susurró Adi.
—¿Qué?. —comenzó a pasar las hojas, distraída.
—El profesor...
—¿Qué pasa con él?
—Creo que se está molestando...
—¿De qué estás hablando? Él no puede verme.
Sin embargo, el profesor rió. —Señorita Melisa.
La chica entonces, finalmente prestó atención. —¿Sí, profesor?
—Antes de que continúe con sus asuntos importantes, ¿podría decirme dónde está su compañero Alejandro?
Por primera vez en un año, Melisa pudo percibir el rastro de molestia en el profesor Aaron.
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La Elección De Amelis
Science FictionEn la aparentemente tranquila Facultad de Artes, Una estudiante llamada Melisa, se encuentra desesperada por el inminente examen de Introducción a la Música. Cuando Melisa, enfocada en su estudio de piano, se enfrenta a la posibilidad de reprobar, A...