Capítulo 2

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—Pues hay que ponernos de acuerdo y vamos, ¿no?. —sugirió Nubia después de haberle recomendado a sus amigos de clase ir a un establecimiento donde vendían bebidas y botanas.

—Está bien. Yo puedo este viernes, no tendremos clase en el coro sinfónico, así que estaré libre toda la tarde. —explicó Stephanie emocionada por la idea.

—El viernes está bien —concordó Fredy—. Es más seguro que vayamos todos.

—Pero vas, wey. —respondió Alejandro. —La otra vez ya nos habíamos puesto de acuerdo y saliste con tu cosa de que se te olvidó. —rió, exponiéndolo.

Alejandro, con una estatura de aproximadamente 1.70 metros, piel morena y admirador del rock nacional y en español, era extrovertido y un gran fanático de sagas como Star Wars, Volver al Futuro y Marvel. Además, tenía una obsesión por algunos animes y el color naranja.

Si no encontrabas el color naranja en sus lentes, lo encontrarías en su suéter, en su mochila, en sus tenis o en sus playeras.

Él se especializaba en el piano, al igual que Melisa y Raúl.

—Ale. —llamó Melisa, un poco avergonzada, cuando lo encontró entre personas que no conocía en absoluto.

Alejandro escuchó su llamado y una sonrisa se dibujó en su rostro. —¡Meli!. —se abrió paso entre sus amigos para saludarla con un abrazo.

—¿Cómo estás?. —preguntó Melisa, correspondiendo al abrazo.

—¡Bien, bien!. —respondió sin dudarlo—. Bueno, algo preocupado por el último examen que tengo que hacer.

—¿Ah, sí?. —preguntó la chica, empatizando con su sentimiento. —¿De qué es?.

—¡El recital de piano! Ni se como es que lo voy a hacer para librarla, pero bueno, que sea lo que Diosito quiera. —respondió riendo.

—¿Y es el único que te falta?

—¡Sí! De hecho, acabamos de terminar el examen de solfeo, ¿verdad, chicos?.

Nubia, Stephanie, Yoltic y Fredy, mientras seguían organizándose, asintieron amablemente.

—Fue de entonación a primera vista. Pensé que sería más difícil, pero afortunadamente no lo fue, y ya puedo descansar de esta materia. —continuó Alejandro, aliviado.

—¿Qué calificación sacaste?. —preguntó Melisa con curiosidad.

—Un 10. —Alejandro levantó ambos pulgares.

—¡Genial, Ale!. —felicitó su amiga. —Te lo mereces.

—Gracias, Meli. —sonrió el chico. —Pero bueno, cuéntame, ¿a qué se debe tu gratificante presencia?

Meli rió. —Resulta que tengo un pequeño problema y necesito tu ayuda.

Alejandro prestó total atención. —¡Claro! ¿Será que me toca devolverte el favor de cuando me ayudaste en Armonía?. —preguntó, algo inquieto.

—No... es que tiene más que ver con un examen.

Alejandro la miró confundido.

—Verás. —comenzó a explicar Melisa. —Olvidé que mañana es el examen de Introducción a la Música, no estudié absolutamente nada en toda la semana, y Ángel me dijo que te pasó algo similar, pero tú sacaste un 10.

La expresión de Alejandro cambió por completo. —Entiendo...

—¿Podrías ayudarme y decirme si tienes alguna técnica o algún truco de estudio? Realmente lo necesito y no puedo permitirme volver a reprobar Introducción.

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