Alejandro recorría las calles del estado de Cholula, asombrado con la belleza de esa realidad que se desplegaba ante sus ojos. Sin embargo, con el tiempo, la fatiga comenzó a apoderarse de él.
—¿No podríamos haber conseguido algún medio de transporte, Huitzil? —se quejó el joven, claramente frustrado.
—Probablemente sí, pero, sinceramente, no recuerdo las rutas —respondió el ave de manera despreocupada.
—¿Y si le preguntaba a la casa? —bufó Alejandro, exasperado
—¿De qué tipo de universo vienes? Eres muy parlanchín.
—Eso es nuevo; en mi universo, me llaman "greñudo gañan". Pero, ¿por qué te quejas? Yo debería estar molesto por no haber podido tomar un maldito medio de transporte —Alejandro empezó a oír un sonido proveniente de su bolsillo—. ¿Qué es eso?
—Tu celular. Anda, responde antes de que estropees algo —aconsejó el huitzil.
Alejandro sacó el dispositivo de su pantalón; era diferente a los teléfonos que conocía, pero, de forma instintiva, comprendió cómo funcionaba. Aunque era una pantalla táctil, no había información que le ayudara a identificar al interlocutor. Finalmente, respondió a la llamada.
—¿Hola?
—¿Cómo está hoy el astrónomo? —preguntó la voz al otro lado.
—¿Astrónomo?
—¿Vamos a fingir?, finjamos. ¿cómo está el artista hoy?
Alejandro no tenía ni idea de a qué se refería, pero reconocía esa voz.
—¿Sadow?
—Oh —escuchó una risa del otro lado—. En horas de trabajo los apodos no, chikistrikis.
Alejandro empezó a reír incrédulo. —¡En serio eres tú!
—Espera, ¿por qué suena como si de verdad esto fuera una sorpresa? —preguntó su amigo.
El huitzil hizo una expresión molesta ante Alejandro.
—Solo estoy bromeando —mintió Alejandro—. Pero, dime, ¿qué sucede? ¿Por qué me llamas?
—Me enteré que estás en la ciudad y que no tienes reuniones ni conferencias programadas. Hoy es el inicio de la campaña de Raúl, y quería saber si podrías asistir para apoyarlo. Quién sabe, podrías conseguir un puesto en su gabinete como secretario de ciencias espaciales.
Alejandro recordó los numerosos telescopios y objetos relacionados con el espacio que había encontrado en su casa. Eso, junto con lo que su amigo le decía, le hizo darse cuenta de lo que quizás era en ese universo.
—Yo...
—¡Vamos! No todo se trata de jugar o de salir a beber con Moisés y Husko. Déjame tener algo también.
—¿Salir a beber?...
—No finjas que no lo haces, siempre veo sus fotos y Husko me cuenta sus anécdotas todo el tiempo.
Alejandro recordó las innumerables horas de juego que había compartido con sus amigos. Aparentemente, en esta realidad, no era tan diferente.
—¿A qué hora es el evento? —preguntó Alejandro, tratando de elaborar un plan.
—A las 6:00 de la tarde.
Alejandro revisó rápidamente su celular para verificar la hora: marcaban las 4:00 de la tarde.
—Llámame en una hora para confirmar, ¿está bien?
—De acuerdo, entonces te llamaré más tarde —su amigo colgó.
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La Elección De Amelis
Khoa học viễn tưởngEn la aparentemente tranquila Facultad de Artes, Una estudiante llamada Melisa, se encuentra desesperada por el inminente examen de Introducción a la Música. Cuando Melisa, enfocada en su estudio de piano, se enfrenta a la posibilidad de reprobar, A...